En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará." Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: "¿De qué discutíais por el camino?" Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: "Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos." Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: "El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado."
Jesús sigue desmontando en sus discípulos la idea de un Mesías triunfador, poderoso. No entendían que el triunfo estaba en la Resurrección. Y que esta era el fruto de su muerte en Cruz.
Nosotros seguimos queriendo ser importantes, ser los primeros. Jesús nos enseña que la verdadera importancia la da el servicio. Nuestra entrega es lo que puede hacernos primeros.
"Este texto nos regala una instrucción que Jesús imparte a sus discípulos sobre la humildad, porque parecen más interesados en la primacía o asegurarse un lugar que en comprender las consecuencias de una vida entregada, coherente y comprometida. Les recuerda que la superioridad y los abusos se corrigen abajándose y siendo servidores de los demás. La vigencia y, a la vez, urgencia de esta invitación de Jesús a sus discípulos es hoy impostergable. Frente a tanta violencia cometida contra los trabajadores, campesinos, mujeres, niños y niñas se hace necesaria la presencia de comunidades de fe que defiendan y consuelen, con su servicio humilde y su denuncia valiente. Como personas de fe, tenemos que esforzarnos por no aspirar a los lugares de preferencia o de poder, porque esto nos hará alejarnos del querer de Dios para sus hijos e hijas. Tenemos la oportunidad de humanizarnos, venciendo nuestro orgullo y autosuficiencia, siendo servidores de los demás, especialmente de los más vulnerables. ¿Cómo te dispones para servir a los más pequeños?" (Koinonía)
Moltes gràcies per tot, G. Joan Josep i ctat.
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