En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así: "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno." Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas."
El Padrenuestro es modelo de oración. En él encontramos alabanza, adoración, petición de nuestras necesidades y perdón. Debemos, al orar, transformar las palabras en sentimientos que nos muevan a actuar. Toda nuestra vida puede ser oración si somos conscientes de estar en la presencia de Dios. Si sentimos esos sentimientos en todo lo que hacemos. Si transformamos nuestras vidas en Amor.
"Hoy Jesús nos da algunos tips para hablarle a Dios. La tradición y la costumbre han convertido estas palabras de Jesús en la oración conocida como “Padre Nuestro”. Sin duda, lo que Jesús quería era que evitáramos la charlatanería, cayendo en la superficialidad. Confiarnos, incluso en el silencio, a nuestro Buen Dios, que ya sabe lo que queremos decirle antes de que pronunciemos palabra. Frente a tanto vacío y sin sentido en nuestras sociedades, se nos hace necesario cultivar la oración para crecer en interioridad y en asertividad, en nuestra capacidad de escuchar y comunicar. Carecemos de humidad para pedir, agradecer, alabar, hacer silencio y escuchar. Es tiempo oportuno para reconocernos personas necesitadas de Dios; hacer nuestra su voluntad nos capacita para amar, evitando el egoísmo y la codicia. Nos dispone a trabajar sólo por lo necesario para vivir cada día; nos enseña a perdonar sabiéndonos perdonados y nos fortalece para tomar distancia del mal. ¡Qué nuestra vida sea una respuesta oportuna al amor de Dios!" (Koinonía)
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