Habéis oído que antes se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente.’ Pero yo os digo: No resistáis a quien os haga algún daño. Al contrario, si alguien te pega en la mejilla derecha, ofrécele también la otra. Si alguien te demanda y te quiere quitar la túnica, déjale también la capa. Y si alguien te obliga a llevar carga una milla, ve con él dos. Al que te pida algo, dáselo; y no le vuelvas la espalda a quien te pida prestado.
Nos cuesta entenderlo. Ofrecer bien al que nos hace daño. En nuestra sociedad, la justicia se basa en el ojo por ojo y diente por diente. Jesús nos pide poner la otra mejilla, dar la capa si nos quitan la túnica. Lo que nos dice, es que debemos retornar con el bien al mal que nos hacen. La forma de despertar el bien que hay en el interior del que nos hace mal, es haciéndole el bien a él, a pesar de lo que nos ha hecho. La forma de que el otro cambie es amándolo, ofreciéndole Amor y bondat. La venganza nos encierra en un círculo cerrado lleno de violencia y del que no podemos salir.
"La fe en Cristo, en verdad, nos abre a un mundo nuevo, en el que, dejada a atrás la voluntad de venganza, incluso de una justicia estrecha que devuelve mal por mal, es capaz de responder al mal con el bien, a la violencia con el valor y la fortaleza de la paciencia, a la injusticia con la generosidad. No se trata de exigencias morales de imposible cumplimiento (y, para muchos, incluso indeseables), sino de la expresión de cómo Dios se comporta con nosotros; y que nosotros, los que hemos creído en Él, debemos reflejar en nuestra propia vida, para testimoniar que “ahora es tiempo favorable, ahora es tiempo de salvación”."
(José M. Vegas cmf, Ciudad Redonda)
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