"El texto evangélico de hoy es uno de esos que me hace sonreír, me hace sentirme consolado y mirar al presente y al futuro del mundo, de la iglesia y de mi propia vida con esperanza. ¡Hemos estado presentes en la oración de Jesús!
Cuántas veces hemos orado y… hemos desesperado casi al mismo tiempo. Cuántas veces nos ponemos a pensar en nuestro mundo, en la realidad del hambre y la injusticia, en los políticos que parece que no hacen nada para solucionarlo más allá de buscar su propio interés, en el deseo de poder y riquezas que llenan el corazón de tantos, en las escenas de insolidaridad que vemos a nuestro alrededor. Y, si somos sinceros, basta también con ser honestos con nosotros mismos y mirarnos al espejo (habiéndonos quitado previamente la coraza protectora en que nos solemos envolver para quedar bien antes los demás y ante nosotros mismos, claro), para darnos cuenta de que tampoco en nosotros es oro todo lo que reluce. Ni mucho menos. Lo natural sería caer en el pesimismo y la desesperanza absoluta. No hay salida. No hay futuro.
Pero es que ha sido el mismo Jesús el que ha orado por nosotros al Padre: “Padre Santo, no sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos.” Y luego Jesús pide para que nos insertemos en esa corriente de vida, de amor, de unidad, de fraternidad que nace de su Padre y de él mismo. Quizá no sean estas exactamente las palabras que pronunció Jesús –no creo que hubiese un escriba al lado de Jesús anotando sus palabras una por una–. Pero me basta pensar que cada uno de nosotros ha estado presente en el corazón de Jesús, en su amor. Me basta pensar que cada de nosotros somos importantes para él.
Ese pensamiento ya me hace levantarme de la postración y mirar mi presente y mi futuro con esperanza. Y descubrir en cada uno de los que me rodean un hermano o una hermana amado por Jesús. Me hace sentir que este mundo tiene un futuro mejor por delante y que ese futuro es el Reino. Y me hace sentirme comprometido en trabajar por la justicia, por la fraternidad, por la reconciliación, aunque no termine de ver los resultados en el día a día. Porque en nosotros, en cada uno, está presente el amor que es Dios, aunque no lo veamos ni sintamos."
jueves, 16 de mayo de 2024
JESÚS ORA POR NOSOTROS
No te ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí al oir el mensaje de ellos. Te pido que todos ellos estén unidos; que como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Les he dado la misma gloria que tú me diste, para que sean una sola cosa como tú y yo somos una sola cosa: yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a ser perfectamente uno y así el mundo sepa que tú me enviaste y que los amas como me amas a mí. Padre, tú me los confiaste, y quiero que estén conmigo donde yo voy a estar, para que vean mi gloria, la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la creación del mundo. Padre justo, los que son del mundo no te conocen; pero yo te conozco, y estos también saben que tú me enviaste. Les he dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor que me tienes esté en ellos, y yo mismo esté en ellos.
Jesús ora al Padre por nosotros. Nunca debemos perder la esperanza por grandes que sean nuestros problemas. Él pide por nosotros y nos revela quién es el Padre: Amor. Por eso todos debemos estar unidos en el Amor.
(Fernando Torres cmf, Ciudad Redonda)
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"A cadascun de Nosaltres, està l'Amor de Déu-Pare, malgrat no el vejam ni sentim" Fernando Torres cmf. Ciutat Rodona.
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