Yo os amo como el Padre me ama a mí; permaneced, pues, en el amor que os tengo. Si obedecéis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo obedezco los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os hablo así para que os alegréis conmigo y vuestra alegría sea completa.
Ayer, para indicarnos cómo debíamos estar unidos a Él, Jesús utilizaba el símil de la vid y los sarmientos. Hoy nos habla del Amor total, del Amor verdadero.
Nos dice que debemos vivir en el Amor, permanecer en el Amor, su Amor.
La vida puede ser más o menos fácil. Podemos pasar por circunstancias muy difíciles; pero si vivimos unidos con Él y unos y otros, en el Amor, todo lo podremos superar.
Nuestra sociedad busca la alegría. Muchas veces la confundimos con la distracción, con el ocio, con el placer; pero todo esto es pasajero. Sólo el Amor, el verdadero Amor, nos da la alegría completa. La alegría de amar y de saberse amado.
Permanèixer en Ell, en l'Amor.
ResponderEliminarGracias, porque las reflexiones al evangelio vuelvan a ser suyas, aunque las otras tienen también mucho valor y dan mucha luz, pero gracias por las suyas personales.
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