jueves, 12 de diciembre de 2024

EL PRECURSOR

 


Os aseguro que, entre todos los hombres, ninguno ha sido más grande que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.
Desde que vino Juan el Bautista hasta ahora, al reino de los cielos se le hace violencia, y los violentos pretenden acabar con él. Todos los profetas y la ley de Moisés anunciaron el reino hasta que vino Juan. Y, si queréis creerlo, Juan es el profeta Elías, que había de volver. Los que tienen oídos, oigan.

A Juan siempre lo hemos tenido como personaje central en Adviento. Nos invita a preparar los caminos que llevan al nacimiento de Jesús en nuestro corazón. Pero los judíos no lo aceptaron. La gente sencilla se convertía y se hacía bautizar por él; pero escribas, doctores de la ley, fariseos...lo ignoraron totalmente.
A nuestro lado tenemos personas que, como Juan, nos indican el camino a Jesús. ¿Les hacemos caso? En este Adviento ¿nos estamos preparando para recibir a Jesús en nuestro corazón?¿Ayudamos a los demás a encontrarlo?

"La figura de Juan el Bautista aparece con frecuencia en este tiempo de Adviento. Se dice de él que es el precursor, el que anuncio la presencia del Mesías, del que tanto hablaban y al que tanto esperaban los judíos de la época. Pero hubo un pequeño problema con Juan el Bautista. Un problema que para los judíos de aquel tiempo resultó insuperable.
Es que ni Juan el Bautista resultó ser el profeta que esperaban ni el Mesías que anunció se parecía en nada al Mesías que llegó. Es decir, a Jesús. Tanto el precursor como el mesías fueron tan diferentes de lo que esperaban los judíos, que fueron incapaces de aceptar ni al uno ni al otro. Ellos ya tenían sus ideas preconcebidas y lo que vieron en Juan y lo que vieron en Jesús no tenía nada que ver con aquellas ideas. Por eso el rechazo, que fue total. Al primero lo mató Herodes pero nadie en el mundo judío levantó un dedo para protestar por aquella muerte injusta. Al segundo lo mataron los romanos pero después de que los mismos jefes de los judíos lo pusieran en sus manos. La muerte terminó con ambos profetas. Por la sencilla razón de que no se ajustaban a la idea que tenían de lo que debía ser un profeta y de lo que tenía que ser y parecer el Mesías tan anunciado. Conclusión: se liberaron de ellos y decidieron seguir esperando.
A menudo, a nosotros nos puede suceder algo parecido. Tenemos unas ideas ya muy fijas de lo que es Dios, de cómo es Dios, de lo que Dios manda y también de lo que nosotros tenemos que hacer, de cómo debemos comportarnos, de lo que es importante y de lo que no lo es. Ya nos sabemos tan bien todo que no queda hueco para la sorpresa, para la novedad de un Dios que va a terminar naciendo en un pesebre maloliente, que se va a manifestar cercano a los pobres y defensor de la justicia.
Tenemos todo el tiempo de Adviento para desprendernos de las ideas fijas y sabidas que llenan nuestra mente y para comenzar a leer el Evangelio con ojos nuevos. Es nuestra oportunidad para no terminar haciendo lo que hicieron los judíos con Juan y con Jesús."
(Fernando Torres cmf, Ciudad Redonda)

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