viernes, 4 de abril de 2025

LOS TESTIMONIOS DE JESÚS

 

Algún tiempo después andaba Jesús por la región de Galilea, pues no quería seguir en Judea porque los judíos lo buscaban para matarlo. Pero como se acercaba la fiesta de las Enramadas, una de las fiestas de los judíos, subieron a Jerusalén  sus familiares.

Sin embargo, cuando ya se habían ido sus hermanos, también Jesús fue a la fiesta, aunque no lo hizo públicamente sino casi en secreto.
Hacia la mitad de la fiesta entró Jesús en el templo y comenzó a enseñar.

Algunos de los que vivían en Jerusalén empezaron entonces a preguntar:
– ¿No es a este a quien andan buscando para matarle? Pues ahí está, hablando en público, y nadie le dice nada. ¿Será que verdaderamente las autoridades creen que este hombre es el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde viene; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde viene.
Al oir esto, Jesús, que estaba enseñando en el templo, dijo con voz fuerte:
– ¡Así que vosotros me conocéis y sabéis de dónde vengo! Pues yo no he venido por mi propia cuenta, sino enviado por aquel que es digno de confianza y a quien vosotros no conocéis. Yo le conozco, porque vengo de él y él me ha enviado.
Entonces quisieron apresarle, pero nadie le echó mano porque todavía no había llegado su hora.
(Jn 7,1-2.10.14.25-30)

A Jesús se le acerca el tiempo en que ha de entregar su vida por nosotros. Está dispuesto a cumplir su misión por la que ha sido enviado. ¿Aceptamos nosotros nuestra misión, aunque comporte dificultades y la entrega total por los demás?

"Lo que más llama la atención de este Evangelio es la capacidad de Jesús de controlar los tiempos. Jesús, por lo que dicen los Evangelios, debía tener claro que su enfrentamiento con las autoridades religiosas de los judíos no tenía más que un fin posible: su apresamiento y ejecución. En el mismo Evangelio de hoy ya aparece que los judíos le intentaban matar. Pero eso no iba a suceder de improviso sino cuando Jesús viese que era conveniente. Jesús controla los tiempos y da los pasos que él quiere y cuando él quiere. No es cuestión baladí. Habla de una grandísima libertad y responsabilidad sobre su propia vida. Tiene una misión y la va a ir realizando paso a paso, como él quiere y determina. No va a dejar que otros tomen decisiones por él. Casi hasta podríamos decir que, cuando llega el momento de la pasión, el momento final, a Jesús no le matan sino que él se entrega.
En los tiempos que vivimos hoy no sé si todos somos así los dueños de nuestra propia vida, de nuestras decisiones, o si dejamos que sean otros los que decidan por nosotros lo que tenemos que hacer, cuáles son nuestras urgencias. Vivimos pendientes del móvil y de sus mensajes. Todo es urgente. Y el último mensaje que recibimos o la última llamada es la que determina que dejemos lo que estamos haciendo para empezar otra cosa. Son otros los que nos marcan la agenda.
Quizá tendríamos que pensar en aprender de Jesús y decidir nosotros sobre nuestra vida. Cuando es tiempo de trabajar, hay que trabajar. Cuando es tiempo de estar con la familia, hay que estar con la familia (no echando un ojo continuamente al móvil). Cuando es tiempo para orar, hay que orar. Y así irnos haciendo nosotros los responsables de nuestra vida y los que determinamos como usar nuestro tiempo y de fijar las prioridades y urgencias. Y lo que vivimos, sea trabajo, descanso, oración… vivirlo en plenitud, con total atención. Para no ser marionetas movidos siempre por las manos y urgencias de otros. Para ser dueños de nuestra vida."
(Fernando Torres cmf, Ciudad redonda)



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