LOS AMIGOS DE JOB

El libro de Job no es histórico. Es un relato que pretende enseñarnos algo. Con todas sus imperfecciones, es de los libros más interesantes de la Biblia y su lectura no nos deja indiferentes. Porque este libro es, ha sido y será siempre de rabiosa actualidad.

Job es el Hombre, cualquier hombre. No hace falta que le empiecen a suceder mil desgracias. Es el hombre que se hace preguntas ante la vida, que se atreve a cuestionar a Dios sobre el mal y la injusticia. Porque a pesar de la fama, si leeis el libro, Job no fue precisamente paciente. Y no lo es a causa de sus "amigos". Tres amigos y un cuarto, que según los exégetas es un añadido posterior. Unos amigos que yo querría lejos de mi en estos momentos y siempre.

Ante los problemas de Job, ellos, que se supone han venido a darle ánimos, lo condenan. Ellos defienden a Dios, la ley, que en aquellos tiempos y por desgracia en estos todavía para algunos, dice, que el mal es consecuencia del pecado. Es inutil que Job clame su inocencia. "Estás pagando tu maldad" Ellos son los "religiosos" oficiales. Ante las preguntas, las dudas, la búsqueda de Job, sólo hay una respuesta: la doctrina dice...estás pagando por tus pecados.

El Hombre, como Job, se encuentra indefenso ante esos amigos que creen hablar en nombre de Dios. Ante esos amigos que con la boca llena de las palabras amor y caridad, le clavan un puñal y urgan en la herida. Que con la excusa de defender a Dios, sólo se defienden a ellos mismos, su posición, su seguridad.

Pero Dios no necesita que nadie le defienda. Por eso hace callar a Job y a los amigos. En su respuesta les dice que la vida es un misterio, que somos simples criaturas y nunca llegaremos a comprender ni una mínima parte de la Verdad.

Y Dios nos habla hoy a través del evangelio y nos dice, que bienaventurado es el que llora, el que es pobre, el perseguido...Y nos dice que Él no condena a nadie, sino que corre tras la oveja perdida. Y les dice a todos los seguros, a los perfectos, a los caza pecadores...que Él murió exclamando: "¿Dios mío, por qué me has abandonado?"

Sí. El dijo, que no había venido a destruir la Ley, sino a darle cumplimiento. Justamente dijo que toda la Ley se resume en: Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a tí mismo.