Hay varias razones por las que he hecho mi entrada a estas horas. La primera, que he estado liado toda la mañana con mi trabajo. La segunda, que he ido a comer con dos buenas amigas blogueras. La tercera, que la película no es para hacer un gran comentario.
La película es correcta, pero no pasa de ahí. Y para sacar alguna lección tendré que hacer grandes esfuerzos.
Evan Treborn es un niño que pasa en su infancia juntos a unos amigos unos terribles traumas. Esto hace que tenga unas lagunas o ausencias de memoria ,que le impiden recordar esos momentos. El psiquiatra le hace escribir un diario. Ya en edad adulta, al releer esos diarios, tiene la posibilidad de volver al pasado. En esos viajes intenta cambiar lo que ocurrió. El resultado es que, cuando regresa a la realidad, todo es diferente, pero a peor. Para ayudar a sus amigos y a su madre, cambiando el presente, vuelve repetidas veces al pasado. Sólo, al menos aparentemente, en el último "viaje" logrará cambiarlo todo, hacer que nada de lo negativo se produzca.
La película es entretenida. Está correctamente dirigida.
La reflexión que he sacado es la de que es inútil volver atrás. Es inútil torturarse con lo que pudimos hacer y no hicimos. Lo positivo es luchar con el presente que nos toca vivir para hacer un futuro mejor. El pasado sirve para sacar lecciones y evitar futuros errores, pero de nada sirve culpabilizarse o preguntarse constantemente qué habría ocurrido si hubiésemos actuado de otra forma. Quizá, como muestra repetidas veces la película, el resultado habría sido peor.
En definitiva. Si queréis hacer un cineforum o pasarla a vuestros alumnos para reflexionar dobre los valores, mejor que busquéis otra película. Si queréis pasar un rato entretenido, lo conseguiréis si os gusta la ficción.