Matilde de Torres, en su estupendo libro "Detrás de la apariencia" (Ed.Desclée de Brouwer), entre otras muchas cosas, nos presenta la vida como un movimiento en dos direcciones. Todo en la vida es la armonía entre el dar y el recibir. En la naturaleza ese intercambio lo tenemos claro. Respiramos tomando aire para luego soltarlo. Comemos y eliminamos los residuos. El árbol deja caer las flores para que nazcan los frutos y deja caer sus hojas para que puedan brotar otras. A nadie se le ocurriría tomar aire y no soltarlo por miedo a quedarnos sin él. Sería la muerte. El árbol que no dejara caer las flores nunca daría frutos ¿Por qué en nuestra vida no tenemos clara la importancia del equilibrio entre el dar y el recibir?
El miedo hace que nos dediquemos a recibir, a acumular. Luchamos para conseguir más reconocimiento, amor, prestigio, dinero, poder, popularidad, conocimientos...Y luego no sabemos desprendernos de ellos. Es más, consideramos su pérdida como un gran fracaso.
El miedo a que no nos quieran, nos puede llevar al desprendimiento excesivo. A dedicar la vida a dar sin pensar en nuestras necesidades. Eso hace que acabemos agotados y sin fuerzas para seguir nuestra entrega. Tanto unos como otros nos identificamos con nuestros logros: lo que logro atesorar o lo mucho que logro entregarme. En ambos casos estamos matando la vida. Y en ambos casos no encontramos la felicidad. Nos falta descubrir la armonía del equilibrio entre el recibir y el dar.
En la vida espiritual también hemos de encontrar ese equilibrio entre oración y acción, entre meditación y entrega. Sólo así lograremos que la paz anide en nuestro corazón.
Hola Joan Josep, si es verdad metemos la mano en la botella, agarramos lo que hay dentro, y la cerramos: no podemos sacar la mano y arrastramos la botella toda la vida, sin darnos cuenta del lastre que llevamos.
ResponderEliminarEs el instinto? Quizas: pero viajamos con demasiado equipage,; la mitad de las cosas no las husamos. Una abraçada
Y...cuál es la medida en el dar sin caer en la ausencia de vida propia?
ResponderEliminarBesucos
Gó
No es cuestión de medida. Es cuestión de por qué nos entregamos. Entregarse para recibir, porque creemos que si no los demás no nos aceptarán, porque si no damos no nos tendrán en cuenta, hacemos lo mismo que el que sólo piensa en él y nunca da nada. Tenemos en ambos casos nuestro ego en el centro. Un abrazo: Joan Josep
ResponderEliminarAunque no se busquen, el dar siempre tiene sus compensaciones, es habitual escuchar que cuando alguien se entrega a los demás recibe mucho más de lo que da
ResponderEliminarMe gusta la idea de que toda la vida es un movimiento en dos direcciones, queda muy clara esa idea con los ejemplos que pones
Yo creo que lo difícil es empezar, una vez que se hace ya es mucho más fácil seguir, al final acaba enganchando, pero ¡cuánto cuesta dar el primer paso
Un abrazo y buen día