"Después de esto, salió Jesús y vio a un publicano, llamado Leví, que estaba sentado en su oficina de impuestos, y le dijo:
- Sígueme
Él dejándolo todo, se levantó y le siguió. Leví le obsequió después con un gran banquete en su casa, al que también había invitado a muchos publicanos y a otras personas. Los fariseos y sus maestros de la Ley murmuraban contra los discípulos de Jesús y decían:
- ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?
Jesús les contestó:
- No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan."
Llevamos dos mil años de cristianismo y seguimos sin entender este texto. Estamos empeñados en hacer una Iglesia de puros, de perfectos observantes, y resulta que Jesús está banqueteando con pecadores. Juzgamos, condenamos, etiquetamos y nos olvidamos de lo principal: acoger. Jesús quiso una Comunidad acogedora, no una comunidad de perfectos.
Leví es ciertamente un pecador incómodo. Aprovecha su cargo para robar, oprimir al débil y además colabora con el invasor. No es el ladrón que ha nacido en un barrio marginal, ni la prostituta engañada por las mafias o empujada a ese oficio por la necesidad. (Serían pecadores en este caso). No. Leví se parece mucho más al político o al banquero corrupto de nuestros tiempos.
Je,je,je. Veo frotándose las manos a más de uno y diciéndome: ¿Entonces por qué criticas a la jerarquía que recibe al dictador bajo palio, o que se codea con los corruptos de nuestros tiempos?
Je,je,je. Respondo yo: Porque hay una "pequeña diferencia". Jesús se acerca al pecador para salvarlo, para curarlo, no para obtener privilegios y prevendas, ni apoyarle en sus caprichos.
La respuesta de Leví es un modelo de conversión.
A la llamada de Jesús:
- Lo deja todo: abandona al instante las cosas que le ataban al mal.
- Se levanta: sale de ese fango que le tenía aprisionado
- Sigue a Jesús: a partir de ese momento se convierte en un discípulo. Sabe que sólo va a volver a caer.
- Acoge a Jesús en su casa: A partir de este momento Jesús habitará en su corazón.
Pero para ello, primeramente, se ha necesitado la llamada de Jesús.
Si la Iglesia permanece encerrada en sí misma, sin abrirse ni acoger a todo el mundo, difícilmente será vehículo de la voz de Jesús, que diga sígueme a los hombres de este mundo.
Jesús no lanza un solo reproche a Leví por su vida. Lo acepta y lo llama a su seguimiento.
Nuestra Iglesia ha de ser una Iglesia acogedora...
(No me permite poner ninguna imágen.¿Será una travesura más de mi "amigo"?)
(No me permite poner ninguna imágen.¿Será una travesura más de mi "amigo"?)
En general estoy de acuerdo. Pero creo que hay una parte de la Iglesia (que somos todos) que creo está caminando por ese camino de acogimiento y verdaderas compasión y caridad:)
ResponderEliminarUn abrazo
Pablo.
Hola Joan Josep,levi ya havia madurado el sentimiento del otro yo,y en su lucha interior, havia tomado ya su decisión: por eso Jesus, le dice; sigueme, porque sabia que estava preparado para ello.
ResponderEliminarLevi con esta ación, caminó por encima de las aguas una abraçada
Hola Joan. Saludos.
ResponderEliminarDe acuerdo. Una Iglesia que se done aùn màs como lo que es: Madre. Y que màs intensamente siga abriendo sus brazos como el mismo Jesùs en la cruz para perdonar, acoger y amar a todo el mundo, serà una Iglesia sin ninguna duda, màs creida y testimoniada.
Dios te bendiga.