Aquellos dos alumnos discutían en el autobús. Uno defendía el creacionismo a ultranza y el otro el evolucionismo. Acabaron insultándose el uno al otro. Cuando se apearon del transporte público, todos se sintieron aliviados. Ya en casa, el joven seguidor comentó:
- Cada día somos más intolerantes con los demás.
El Anacoreta no dijo nada, mientras quitaba las puntas a unas judías verdes y las ponía a hervir. Luego dijo:
- Tenemos ideas falsas sobre la intolerancia...No podemos aceptar todas las ideas, teorías, posturas...Eso es relativismo y no hace progresar el mundo. Si todo tiene el mismo valor...¿ por qué debemos defender nada?...¿por qué buscar la verdad si todo lo es?
Trinchó un poco de cebolla, ajo y perejil para luego pasar las judías verdes por la sartén, y prosiguió:
- Defender lo que uno cree verdadero no es intolerancia. Somos intolerantes, cuando no respetamos a las personas porque piensan diferente a nosotros. Yo puedo no estar de acuerdo con tus ideas creacionistas, pero no por eso he de despreciarte. Tú no estás conforme con mis ideas evolucionistas, pero no por ello me has de insultar.
Miró el reloj para ver los minutos que llevaban las judías hirviendo y concluyó:
- El no saber distinguir entre las ideas y las personas que las tienen, nos hace mucho daño. Nos impide repensar críticamente nuestras ideas y crea barreras emocionales entre nosotros. Estas barreras son las más difíciles de eliminar...
Y rectificó de sal las judías verdes...
Me gustan las ensenñanzas del anacoreta:pero lo que mas me gusta, es que las cuenta, y enseña: sin dejar de hacer algo; siempre está en activo.
ResponderEliminarEn las discusiones, no se deve de llegar al sumun del acaloramiento,es cuestión de control, y hemos de husar la inteligencia aoartando el caracter;pues este (el caracter) que nos juega las malas pasadas, una abraçada
Todos somos alumnos; también aquellos que discutian en el autobús.
ResponderEliminarSi lo tuviésemos siempre presente, si en vez de engreirnos en nuestra supuesta verdad, preguntásemos al Maestro, otro reino sería posible
En el Amigo
al + mc
(Echaba de menos al Anacoreta
¡Yo y mis faltas de tiempo!)
No me digas que has puesto la cebolla, el ajo y el perejil en la cocción.... ¡¡¡ se quedan lacias ¡¡¡ Diferente es que ese majadito lo pongas en una sarten con un poquito de aceite y punta de pimenton, cuando este pochado. Eso si está rico.
ResponderEliminarLa intolerancia.... Joan, no nos engañemos, todos somos intolerantes. Es como aquello que se dice; " todos tenemos un precio".
Un besooooooooooo
¡No Gloria! La cebolla, el ajo y el perejil son para pasalas por la sartén...Un abrazo: Joan Josep
ResponderEliminarY se cumple el noble y real dicho:"No juzgues a la persona.Sus actos son discutibles,pero la persona está por encima de todo,es intocable"
ResponderEliminarBesucos
Gó
...si la intolerancia es la falta de habilidad y voluntad para aceptar diferencias con nuestros pensamientos, creencias, ideologías, costumbres, etc. La aceptación podría verla como compromiso, hipocresía. "...si tienes un amigo corrupto. Congela, así duela".
ResponderEliminar