El cedro era espectacular. El Anacoreta y su joven seguidor lo contemplaban sentados en un banco del parque. El anciano comentó:
- Los profetas del antiguo testamento comparaban la Jerusalén celestial a un gran cedro, una montaña inmensa, un gran palacio...
Sonrió y dijo:
- Imagina la sorpresa de los judíos, cuando Jesús compara el Reino a una semilla de mostaza, a un poco de levadura...
Movió la cabeza diciendo:
- Los cristianos nos equivocamos cuando buscamos una Iglesia fuerte y poderosa que se imponga a los demás. Estamos demasiado preocupados por la pérdida de influencia, por defendernos de los ataques, por ser más que los demás...Quien realmente hace crecer el Reino no es el que organiza grandes campañas, ni el que mueve multitudes por unos pocos días. Hace crecer el Reino el que está junto al lecho del enfermo; el que dedica su vida al tercer y al cuarto mundo; el que reparte amor en su familia y su entorno. El Reino está en lo pequeño, en lo cotidiano.
Volvió a sonreír y concluyó:
- la Iglesia no está por encima de la sociedad. Es más, la única forma de abrir camino al Reino de Dios, es viviendo dentro de la sociedad, compartiendo sus problemas, sus crisis, sus dudas. La Iglesia no necesita poder...Necesita la humildad de la semilla de mostaza, de la levadura...
Hola Joan Josep:
ResponderEliminarMuy buena reflexión.
Un abrazo en Cristo de esta insignificante parte de un grano de mostaza, Montserrat
Bonito y profundo comentario, querido Joan Josep... Esa Corona de espinas nos apun ta a ese REY que no se vé a ojos de las victorias sociales pomposas... Un REINO que desde el cotazón unificado llega al débil, sufriente, necesitado... por sentirse uno con CRISTO... y con él.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, germà.
Carme
En l'Església, com en els homes savis, com en tot allò que és important a la vida, la senzillesa és el valor més preuat, que no tothom aconseguiex assolir, ja que és molt més difícil del que sembla. Però en ella regna l'autèntica grandesa.
ResponderEliminarUna abraçada!
La Verdaderas Grande Obras, suceden siempre en el más estricto Silencio y Humildad.
ResponderEliminarUn Abrazo Joan.
Buena reflexión Joán...la Iglésia abre el camino hacia Dios, compartiendo y ayudando desde dentro de la sociedad, en el día a día, en el sufrimiento,dando ejemplo del amor de Dios hacia los hombres. Un abrazo Joán.
ResponderEliminarJoan, no hace falta ser montaña, ni palacio, ni manjar.... basta con ser mano, pan, techo, abrazo, escucha, amigo... si, cojo tu mano de buen amigo... y me sirve. ¿ qué te hizo dudarlo? Lo mismo que las manos de tantos buenos amigos que sé estarán conmigo en la espera. Hermano descconfiado, no soltaré tu mano hasta que todo termiine; la espera y mi fatiga... asquerosa e inesperada. ¡¡¡ la odio¡¡¡ ¿ quién la dio permiso para apoderarse de mi pecho? aaagggggggggg
ResponderEliminarUn besoooo. ( que conste, sigo sin gota de humo, sin sal, sin azúcar...¡¡ aburrida¡¡ )
Los cedros del Libano....qué recuerdos me traen de libros leidos!!
ResponderEliminarSI nos dejáramos ya de estar en permanente guerra los cristianos(mejor voy a decir los católicos,porque el cristiano imprime otro carácter )se elevarían los "granos de mostaza" hasta el mismísimo cielo!!
Besucos hermano
Gó
Ay Joan!!! Si todos los que perteneces a la iglesia te leyeran y entendieran tus palabras, que diferente sería la religión!!!
ResponderEliminarUn abrazo grande y gracias por ser como sos!!