“Si tu hermano te ofende, habla con él a solas para moverle a reconocer su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a una o dos personas más, porque toda acusación debe basarse en el testimonio de dos o tres testigos. Si tampoco les hace caso a ellos, díselo a la congregación; y si tampoco hace caso a la congregación, considéralo como un pagano o como uno de esos que cobran impuestos para Roma.
Os aseguro que todo lo que atéis en este mundo, también quedará atado en el cielo; y todo lo que desatéis en este mundo, también quedará desatado en el cielo.
Además os digo que si dos de vosotros os ponéis de acuerdo aquí en la tierra para pedir algo en oración, mi Padre que está en el cielo os lo dará. Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”
Nos encontramos en un mundo de disputas y de malentendidos. Nos separan barreras, que creemos insalvables. Sin embargo bastaría hablar, a solas o con un grupo. Quizá pedir ayuda a la colectividad. Nos es más fácil condenar. Nos encontramos con una jerarquía que condena sin escuchar. Con unos cristianos que consideran que el el ataque es la mejor defensa y no contgemplan la más remota posibilidad de llegar un acuerdo. Por otro lado, tenemos una sociedad que acusa sin reflexionar, que culpa de errores del pasado sin ver los aciertos del presente, que generaliza con extrema superficialidad, acusando sin examinar la buena voluntad de muchos cristianos. Una sociedad que es incapaz de reconocer sus propios errores. Exigimos a los demás lo que nosotros no hacemos.
Nos separa una barrera que sólo puede eliminar el diálogo. Nunca se había utilizado tanto esta palabra y nunca se había tergiversado tanto. Porque en realidad lo que hacemos no es sino un diálogo de sordos. Repetimos como loros nuestros argumentos y ni una sola vez nos detenemos a escuchar los del otro.
Para que lo que atemos en esta tierra quede atado en el cielo, es necesaria la condición de respetar al otro y hacerlo conjuntamente con él.
Estar reunidos en su nombre, no es estar unos junto a otros, sino considerarnos hermanos. Y para ello es necesario dialogar, escucharnos, ponernos en el lugar del otro.
Pedir al Padre unidos, significa comprometernos y luchar por un mundo mejor. Sólo así lo conseguiremos.
Pedir al Padre unidos, significa comprometernos y luchar por un mundo mejor. Sólo así lo conseguiremos.
Hola Joan Josep, precisamente hace diez años hubo un encuentro de todas las creencias y reliones por la Paz en la Pza. de la Catedral de Barcelona. Creo que se llama el encuentro de San Etienne.
ResponderEliminarLuego al cabo de unos días cayeron las torres Gemelas.
Yo pienso que habría de haber más encuentros de todas las religiones para orar por la Paz.
Mira la chica que me ayuda alguna vez a limpiar la casa, es musulmana y nos llevamos la mar de bien siempre con un respeto.
Las dos queremos Paz.
Una abraçada, Montserrat
Era el encuentro de Sant Egidi. Se celebra cada año en un país diferente. En Barcelona ya se ha celebrado dos veces. Sí. Uno ooincidió con la caida de las torres gemelas a los pocos días , el 11S. El primer encuentro ´tuvo lugar en Asís. Un abrazo y buen domingo: Joan Josep
ResponderEliminartu esencia sigue siendo la misma joan, y eso me gusta, me gusta y mucho..sabes que yo no soy muy creyente, más bien un tanto escéptica, pero el fondo de cada cosa que dices me hace reflexionar y estar de acuerdo contigo, tus palabras me llegan y supongo que una cosa no quita la otra.. es cierto que la generosidad para con los demás brilla por su ausencia muchas veces y ello es algo que todo ser humano debería pulir, empezando por nosotros mismos antes de cuestionar tan libremente a los demás.... en los errores del pasado escribimos parte de nuestra historia, y aunque en mi caso siempre me doy contra la pared por intentar destruirla repetirlos ya es una responsabilidad solo mía y atribuirla al resto es egoísta y poco inteligente, quizás por eso se podría decir que soy necia porque sin quererlo , vuelvo a repetir de vez en cuando, pero también me ayuda a conocerme y en determinadas ocasiones ser crítica , quizás demasiado conmigo misma... pero desde luego si sé que intento comprometerme con aquello en lo que creo y en seguir siendo fiel a mi misma y a lo que mi corazón dicta aunque me equivocara cien veces...
ResponderEliminarun abrazo joan.. da gusto venir a verte
La verdad es que lo lógico sería que con el diálogo nos pudiéramos entender siempre, pero realmente parece bastante difícil llegar a él, hablamos y hablamos sin escuchar
ResponderEliminarEs un tema que surgió el otro día con unos amigos, cuando uno le decía al otro que no escuchaba y es que en lugar de hacerlo, con las primeras cuatro palabras ya empezamos a contestar o a pensar qué es lo que vamos a decir y claro, así es imposible entenderse
Considerarnos hermanos y ponernos en el lugar del otro, como tú dices, eso sí que sería poner las bases para un principio de acuerdo
Un abrazo y feliz semana
Yo pido desde aquí el diálogo para perdonarse Romper barreras y darse la mano de nuevo.
ResponderEliminarSi seguimos a Cristo,sea desde su enseñanza.
Besucos hermano
Gó