Dolores Aleixandre, en su libro "Escondido centro", nos muestra a la Samaritana diciéndole a Jesús, que "cuando venga el Mesías nos lo explicará todo". A lo que Jesús responde: "Soy yo, el que habla contigo". Señala la Hermana, que es hermoso poder llamar a Jesús: "el-que-habla-conmigo".
Muchos autores han escrito sobre el silencio de Dios. Y ciertamente, en nuestro mundo, nos parece que Dios habla con el silencio. Los autores bíblicos del Antiguo Testamento tenían una idea completamente diferente. Para ellos Dios estaba enviando continuos mensajes a los hombres. Símbolos, señales y las palabras de los profetas.
¿Dios está callado en nuestros días?¿No será que nosotros no sabemos escucharlo? Jesús es el-que-habla-conmigo, con nosotros. Pero claro, hemos de saber escuchar a Jesús en el otro. En el pobre, en el hambriento, en el desahuciado, en el que nos está pidiendo justicia. Hemos de saber verlo en el que nos escucha, nos tiende una mano, nos abraza. Hemos de saber escucharlo en el silencio, en la meditación de su Palabra, que cada día nos dice cosas nuevas. Hemos de saber verlo en los signos de los tiempos, que nos piden un cambio de vida.
Jesús habla con nosotros; pero debemos estar atentos para escucharlo. ¡Que los ruidos de nuestra sociedad de consumo no nos impidan oír su Palabra!
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