Las portadoras de mirra vinieron
(¿con cuánto temor y temblor?)
caminando penosamente en la oscuridad,
preocupadas por
la piedra.
Todos se preocupan por
la piedra,
el gran obstáculo entre nosotros
y lo que buscamos,
el gran peso que cargamos
como Sísifo,
al trabajar
subiendo y bajando el monte.
Salió el sol.
Las mujeres miraron a lo alto.
La piedra,
que era muy grande,
había sido trasladada.
No sorprende que corriera
para contárselo a Cefas.
Alguien debería decirle a Sísifo:
"Déjala hombre,
y baila sobre ella".
(Bennie Thurston)
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