La primera es una plegaria tibetana. Sin embargo, si nadie nos lo dice, creeríamos que es cristiana:
"Ofrezco mi cuerpo para que sea consumido.
Doy mi carne a los que tienen hambre,
mi sangre a los que tienen sed,
mi piel para vestir a los desnudos,
mis huesos como combustible para lso que pasan frío.
Ofrezco mi felicidad a los desventurados,
mi aliento vital para reanimar a los moribundos".
La segunda es de S. Kierkegaard:
"¡Señor Jesucristo!
Tú no viniste al mundo para ser servido
ni, por tanto, para ser admirado o adorado
en ese sentido.
Tú mismo eres el Camino y la Vida,
y lo único que pides es "imitadores".
Sacúdenos, pues, si nos hemos dormido en esta ilusión,
sálvanos de este error:
de querer admirarte o adorarte, arrebatados de asombro,
en lugar de querer imitarte y parecernos a ti".
Ambas oraciones nos dicen que creer es VIVIR, no es cuestión de ideas ni de ritos, sino de seguir un Camino y vivir una Vida. Un camino y una vida que son entrega total, donación.
(Las plegarias están tomadas del libro "Ser profetas hoy" de Augusto Cavadi, Ed. Sal Terrae)
Dos camins que arrivan a Deu, aixó es el que penso.
ResponderEliminarUna abraçada, Montserrat