Es lo que nos dice Thomas Merton en "La procesión de la Candelaria":
"Nuestras vidas, como velas, expresan este símbolo sencillo: llora como nuestra vida corporal, dulce obra de abejas, endulza el mundo con su lento sacrificio. Y esta será nuestra alabanza: que por nuestra feliz ofrenda, la voluntad de nuestro Padre nos encendió y consumó como una parábola,"
(Thomas Merton)
Las personas que se consumen lentamente, dando su vida por los demás, son parábolas vivientes del verdadero discípulo.
Así es, amén, bendiciones.
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