"Luego Jesús llamó a la gente y dijo:
– Escuchadme todos y entended: Nada de lo que entra de fuera puede hacer impuro al hombre. Lo que sale del corazón del hombre es lo que le hace impuro.
Cuando Jesús dejó a la gente y entró en casa, sus discípulos le preguntaron sobre esta enseñanza. Él les dijo:
– ¿Así que vosotros tampoco lo entendéis? ¿No comprendéis que ninguna cosa que entra de fuera puede hacer impuro al hombre? Porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y después sale del cuerpo.
Con esto quiso decir que todos los alimentos son puros, y añadió:
– Lo que sale del hombre, eso sí le hace impuro. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los asesinatos, los adulterios, la codicia, las maldades, el engaño, los vicios, la envidia, los chismes, el orgullo y la falta de juicio. Todas estas cosas malas salen de dentro y hacen impuro al hombre."
Jesús sigue hablando de pureza. Lo puro o impuro no está en el exterior, sino en nuestro corazón. Los hombres tenemos tendencia a valor por encima de todo las cosas externas. Y el verdadero valor de un hombre está en el corazón. Por eso, entre otras cosas, no debemos juzgar a nadie, porque no conocemos qué es lo que hay en su corazón.
Lo importante no es el rito, sino la intención y el amor con que se realiza. Hacer las cosas para que nos vean, nos consideren, obtener más poder e influencia, nos hace impuros. Por eso debemos dejar a Jesús que penetre en nuestro corazón, que sea el dueño de él. Entonces irradiaremos bondad y seremos puros.
Jesús sigue hablando de pureza. Lo puro o impuro no está en el exterior, sino en nuestro corazón. Los hombres tenemos tendencia a valor por encima de todo las cosas externas. Y el verdadero valor de un hombre está en el corazón. Por eso, entre otras cosas, no debemos juzgar a nadie, porque no conocemos qué es lo que hay en su corazón.
Lo importante no es el rito, sino la intención y el amor con que se realiza. Hacer las cosas para que nos vean, nos consideren, obtener más poder e influencia, nos hace impuros. Por eso debemos dejar a Jesús que penetre en nuestro corazón, que sea el dueño de él. Entonces irradiaremos bondad y seremos puros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario