"Al oir todo esto, muchos de los que seguían a Jesús dijeron:
– Su enseñanza es muy difícil de aceptar. ¿Quién puede hacerle caso?
Jesús, dándose cuenta de lo que estaban murmurando, les preguntó:
– ¿Esto os ofende?
¿Qué pasaría si vierais al Hijo del hombre subir a donde antes estaba.
El espíritu es el que da vida; el cuerpo de nada aprovecha. Las cosas que yo os he dicho son espíritu y vida.
Pero todavía hay algunos de vosotros que no creen.
Es que Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién el que le iba a traicionar. Y añadió:
– Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no lo trae.
Desde entonces dejaron a Jesús muchos de los que le habían seguido, y ya no andaban con él.
Jesús preguntó a los doce discípulos:
– ¿También vosotros queréis iros?
Simón Pedro le contestó:
– Señor, ¿a quién iremos? Tus palabras son palabras de vida eterna.
Nosotros sí hemos creído, y sabemos que tú eres el Santo de Dios."
Nos dice Juan, que tras estas palabras, muchos, que antes le seguían, dejaron de hacerlo.
También nosotros, ante palabras como las que hemos oído estos días en el evangelio, dejamos de seguirlo y ya no andamos con Él.
Cuando se nos pide dejarlo todo por los demás. Cuando se nos pide buscar el último lugar. Cuando se nos pide dar de comer al hambriento, de beber al sediento y vestir al desnudo. Nosotros preferimos seguir con nuestras oraciones. Pero así ya no "andamos con Él"; porque Jesús es el hambriento, el sediento, el desnudo, el emigrante, el perseguido...Dándoles la espalda, se la damos a Jesús.
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sábado, 6 de mayo de 2017
¿ANDAMOS CON ÉL?
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