"Pero cuando venga el defensor, el Espíritu de la verdad, que yo enviaré de parte del Padre, él será mi testigo.
Y también vosotros seréis mis testigos, porque habéis estado conmigo desde el principio.
Os digo estas cosas para que no perdáis vuestra fe en mí.
Os expulsarán de las sinagogas, e incluso llegará el momento en que cualquiera que os mate creerá que le está prestando un servicio a Dios.
Eso lo harán porque no nos han conocido ni al Padre ni a mí.
Os digo esto para que, cuando llegue el momento, os acordéis de que ya os lo había dicho."
Dejarse guiar por el Espíritu es reconocer a Jesús, es decir, hacer las obras que hizo Jesús. Y seguir de veras a Jesús, comporta pasar mil y un problemas. Supone la incomprensión. No sólo por parte de los que no creen, sino de aquellos que se creen la voz de Dios y que llegan a matar en su nombre.
No podemos decir que Jesús no nos lo advirtió. Pero sí tenemos la seguridad de que el Espíritu está con nosotros y Él hará que seamos sus testigos. Que también nosotros mostremos con nuestra vida, el camino hacia el Padre, que es el camino de Jesús.
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