"Cuando Jesús vio acercarse a Natanael, dijo:
– Aquí viene un verdadero israelita, en quien no hay engaño.
Natanael le preguntó:
– ¿De qué me conoces?
Jesús le respondió:
– Te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera.
Natanael le dijo:
– Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel!
Jesús le contestó:
– ¿Me crees solamente por haberte dicho que te vi debajo de la higuera? ¡Pues cosas más grandes que estas verás!
Y añadió:
– Os aseguro que veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre."
Se considera a los arcángeles como mensajeros de Dios. Nosotros también debemos ser mensajeros de amor para nuestros hermanos.
"Dios ha creado un mundo maravilloso inundado de seres que nos protegen, mensajeros que aparecen en los momentos importantes para darnos buenas noticias y acompañarnos, como María cuando recibe la visita del Ángel Gabriel. Todo en este proyecto global de Dios está intercomunicado. Llevamos inscrito en nuestros corazones el tatuaje de la Santísima Trinidad. Somos familia, somos pueblo de Dios. Nadie está solo. Nos acompañan en los momentos de lucha. Miguel, el que nos recuerda que: ¡Quien cómo Dios!, que Dios está presente en los combates de la vida. Cuándo estamos enfermos nos acompaña la medicina de Dios, Rafael, curando nuestras dolencias. Nos acompaña la protección de Dios, Gabriel. Y en la vida encontramos muchos ángeles que nos orientan, nos consuelan, nos fortalecen en las tribulaciones. Y nosotros, no de manera simbólica sino real, debemos ser ángeles para nuestros hermanos en este mundo sirviendo de guías, de medicinas, de fuerza espiritual, de acompañantes en las luchas por el reino. Esta celebración nos exhorta a ser mensajeros de buenas noticias a los decaídos." (Koinonía)
"Dios ha creado un mundo maravilloso inundado de seres que nos protegen, mensajeros que aparecen en los momentos importantes para darnos buenas noticias y acompañarnos, como María cuando recibe la visita del Ángel Gabriel. Todo en este proyecto global de Dios está intercomunicado. Llevamos inscrito en nuestros corazones el tatuaje de la Santísima Trinidad. Somos familia, somos pueblo de Dios. Nadie está solo. Nos acompañan en los momentos de lucha. Miguel, el que nos recuerda que: ¡Quien cómo Dios!, que Dios está presente en los combates de la vida. Cuándo estamos enfermos nos acompaña la medicina de Dios, Rafael, curando nuestras dolencias. Nos acompaña la protección de Dios, Gabriel. Y en la vida encontramos muchos ángeles que nos orientan, nos consuelan, nos fortalecen en las tribulaciones. Y nosotros, no de manera simbólica sino real, debemos ser ángeles para nuestros hermanos en este mundo sirviendo de guías, de medicinas, de fuerza espiritual, de acompañantes en las luchas por el reino. Esta celebración nos exhorta a ser mensajeros de buenas noticias a los decaídos." (Koinonía)
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