El Anacoreta y su joven discípulo hacían un paseo los domingos por la tarde. Al discípulo todo el desierto le parecía igual y así se lo dijo al anciano.
- Hacer un paseo va bien para la salud. Es bueno hacer ejercicio. Pero el desierto es bastante aburrido. Todo me parece igual.
Rio el Anacoreta y le dijo:
- Es que hay muchas formas de caminar. Tenemos el caminante al que sólo le interesa llegar a la cumbre o quemar calorías haciendo ejercicio. Normalmente esos caminantes se pierden el camino.
Y así el anciano le fue mostrando al joven rocas, dunas, arbustos, animales, cambios de color...en los que no había reparado. Y luego añadió:
- Lo mismo nos pasa en el camino de la vida. Hay personas a las que sólo les interesa llegar a la cima. Es posible que la consigan, pero se pierden todo el recorrido. No ven a los que sufren, a los que les necesitan. No ven la gente buena que les rodea...Eso les impide "vivir" de verdad. Eso les impide AMAR...
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