De la vida hemos aprendido a amar.
Hemos aprendido el diálogo y el respeto.
Hemos aprendido a trabajar juntos.
Hemos descubierto en cada persona a un hermano o una hermana con los que podemos compartir nuestras ilusiones. Con ellos podemos construir una sociedad para el futuro, que mejore el presente.
Hemos aprendido a hacer el entorno más habitable.
Hemos aprendido a rechazar el odio y la opresión.
Hemos aprendido a responder con una sonrisa ante los miedos y las amenazas,
y con la astucia ante la agresión.
Hemos aprendido a ignorar a las personas que nos engañan con falsas promesas de riqueza y bienestar, cuando esconden tras ellas el enriquecimiento de unos pocos a costa de la libertad de muchos.
Hemos aprendido a comprender el mundo y la complejidad que lo conforma,
huyendo de la información tergiversada de los medios de comunicación que sirven
a intereses económicos concretos.
Hemos prendido la riqueza de la diversidad y nos hemos comprometido
para conseguir la igualdad de oportunidades para todos.
Hemos aprendido a confiar en las personas,
de una manera lúcida, no insensata.
Hemos aprendido que la seguridad de las personas se basa
en la erradicación del hambre y de la pobreza,
en la estabilidad laboral,
en la educación y la promoción de la cultura,
en el desarrollo cooperativo
y en el respeto armonioso del medio natural.
Hemos aprendido la importancia del respeto a las libertades democráticas
de todos y cada uno de los pueblos de la Tierra
y a los derechos fundamentales de las personas.
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