viernes, 13 de noviembre de 2020

PADRE NUESTRO DE LA PAZ



PADRE, que miras por igual a todos tus hijos, a los que das tu amor gratuitamente.

NUESTRO, de todos. De más de 6.000 millones de personas que pueblan la Tierra, sea cual sea nuestra edad, color, cultura o lugar de nacimiento.

QUE ESTÁS EN EL CIELO y en la Tierra, en cada persona, especialmente en los humildes, los marginados y los que sufren.

SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, pero no con el estallido de la violencia, ni de las bombas, ni con la manipulación de los otros, sino con el latido de cada corazón.

VENGA A NOSOTROS TU REINO, el de la paz, el de la justicia y el del amor solidario. Y aleja de nosotros los imperios de la tiranía y de la explotación.

HÁGASE TU VOLUNTAD, siempre y en todas partes. En el Cielo y en la Tierra. Que tus deseos de que todo el mundo encuentre la felicidad y viva plenamente, no sean obstaculizados por el egoísmo.

NUESTRO PAN DE CADA DÍA, amasado con ternura y amor, lejos del pan de la envidia y la discordia.

DÁNOSLO HOY, SEÑOR, porque mañana ya puede ser tarde. Necesitamos con urgencia crecer en solidaridad y compartir lo que somos y tenemos, porque de esta manera nos enriqueceremos con lo mejor de cada uno.

PERDÓNANOS NUESTRAS CULPAS, no como nosotros perdonamos, sino como Tu perdonas, sin dejar ninguna oportunidad al odio y al rencor.

Y NO PERMITAS QUE CAIGAMOS EN LA TENTACIÓN, de destruir lo que Tu nos has dado, de almacenar lo que otros necesitan, de mirar como a un enemigo a quien no sabemos quien es, y, sobre todo, de pensar que no tenemos remedio.

ANTES LÍBRANOS DEL MAL que nos amenaza. De las ametralladoras, los misiles, los miles de toneladas de armas. Porque somos muchos, Padre, los que queremos vivir en paz y amistad.

¡AMÉN!

(Adaptado de Gaspar Castaño)

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