viernes, 4 de octubre de 2024

CONVERTIRNOS

 


¡Ay de ti, Corazaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho entre vosotras, ya hace tiempo que su gente se habría vuelto a Dios y lo habría demostrado poniéndose ropas ásperas y sentándose en ceniza. Pero en el día del juicio el castigo para vosotras será peor que para la gente de Tiro y Sidón. Y tú, Cafarnaún, ¿crees que serás levantada hasta el cielo? ¡Hasta lo más hondo del abismo serás arrojada!
El que os escucha a vosotros me escucha a mí, y el que os rechaza a vosotros me rechaza a mí; y el que a mí me rechaza, rechaza al que me envió.

Jesús invita a la conversión. Desde nuestra infancia hemos sido evangelizados. En la familia, en el colegio, en la catequesis...Pero quizá seguimos lejos de Él. 
Convertirse no significa ser perfectos en un instante. La conversión es un proceso, un camino. Lo que Jesús nos pide es que avancemos en esa andadura. Que cada día intentemos ser mejores. Habrá momentos de caída, pero nos levantaremos si tenemos una meta fijada. 
Debemos escuchar a aquellos que nos hablan en nombre de Él y nosotros también debemos hablar en su nombre. Lo que no podemos hacer es vivir ajenos a nuestra Fe. Vivir como si nunca hubiésemos oído hablar de Él. Vivir sin seguir su camino. 



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