lunes, 28 de octubre de 2024

NUESTRA MISIÓN



Por aquellos días, Jesús se fue a un cerro a orar, y pasó toda la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, reunió a sus discípulos y escogió a doce de ellos, a los cuales llamó apóstoles. Estos fueron: Simón, a quien puso también el nombre de Pedro; Andrés, hermano de Simón; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago hijo de Alfeo; Simón el celote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que traicionó a Jesús.
Jesús bajó del cerro con ellos, y se detuvo en un llano. Se habían reunido allí muchos de sus seguidores y mucha gente de toda la región de Judea, y de Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón. Habían venido para oir a Jesús y para que los curase de sus enfermedades. Los que sufrían a causa de espíritus impuros, también quedaban sanados. Así que toda la gente quería tocar a Jesús, porque los sanaba a todos con el poder que de él salía.

En la fiesta de San Simón y San judas apóstoles, volvemos a leer el evangelio de la elección de los doce apóstoles. Doce, como las tribus de Israel. Es la nueva Alianza. Lo que significaron las doce tribus de Israel en el Antiguo Testamento, son los apóstoles en el Nuevo.
Jesús, con su comportamiento ante los enfermos, los pobres, los que tenían dificultades, les indica el camino que deben seguir. La misión a la que les envía. La misión a la que nos envía a sus seguidores.

" (...) La llamada de Jesús a los doce es mucho más que una anécdota de “seguimiento”. Es un cambio total de identidad. Esos doce (incluido el que lo traicionaría, que negó su propio ser) son ahora otra cosa: son parte de esta “casa”. Y son parte importantísima: son los doce de la casa de Israel; son las columnas de esta casa. Por eso la traición de Judas supone una herida terrible, no solo para el propio Judas, sino para toda la casa. Una herida terrible que habrá que reparar inmediatamente después de la muerte de Jesús. La casa tiene que estar completa: con sus doce columnas apostólicas y con todas sus piedras vivas. No somos extranjeros."
(Carmen Aguinaco, Ciudad redonda)

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