martes, 22 de octubre de 2024

ESTAR SIEMPRE A PUNTO

 


Estad preparados y mantened vuestras lámparas encendidas. Sed como criados que esperan que su amo regrese de una boda, para abrirle la puerta tan pronto como llegue y llame. ¡Dichosos los criados a quienes su amo, al llegar, encuentre despiertos! Os aseguro que los hará sentar a la mesa y se dispondrá a servirles la comida. Dichosos ellos, si los encuentra despiertos aunque llegue a medianoche o de madrugada.

La Fe no es algo para unos momentos; para cuando estoy en la iglesia. Jesús nos pide que estemos siempre a punto. Con la "luz" encendida. Atentos a nuestro alrededor, viendo a quien necesita nuestra ayuda, nuestro Amor. Es decir, nuestra entrega debe ser contínua. Eso hará que el Señor esté a nuestro lado, nos ayude, nos acompañe. Nos sentiremos realmente unos con Él.

"El evangelio de este día nos invita a vivir en una constante actitud de vigilancia y preparación, como discípulos-misioneros que esperan activamente la llegada del Señor. Jesús utiliza la imagen de los criados que esperan a su señor para ilustrar cómo debe ser nuestra disposición: con la cintura ceñida y las lámparas encendidas, listos para actuar en cualquier momento.
La enseñanza clave es estar siempre preparados, no solo para el regreso final de Jesús, sino también para los momentos en que Dios nos llama en nuestra vida diaria. Vivir en vela significa mantenernos atentos a los signos de su presencia en cada circunstancia, ser fieles en nuestras responsabilidades y estar abiertos a los llamados que nos hace el Señor a través de las personas y las situaciones que enfrentamos.
La recompensa que Jesús promete a quienes se mantienen vigilantes es sorprendente: el mismo Señor se ceñirá y servirá a sus siervos. Esta imagen es un símbolo profundo del amor y la humildad de Dios, quien no solo nos llama a estar preparados, sino que nos promete una recompensa de inmensa cercanía con Él.
Este evangelio nos motiva a no vivir en la pasividad o en la comodidad, en la distracción o la superficialidad, sino a tener una fe activa y despierta. La vida cristiana es una espera activa, un llamado a estar listos para responder al amor de Dios en cualquier momento en fidelidad creativa. Estar en vela implica tener una actitud constante de oración, de servicio y de disponibilidad, porque no sabemos el día ni la hora en que el Señor tocará a nuestra puerta.
Dichosos aquellos que viven con el corazón despierto, atentos a los pequeños llamados de cada día, porque recibirán la mayor recompensa: la presencia cercana y amorosa de Dios que se inclina para servirnos y darnos su vida."
(Edgardo Guzman cmf, Ciudad Redonda)

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