Estaba Jesús una vez orando en cierto lugar. Cuando terminó, uno de sus discípulos le rogó:
– Señor, enséñanos a orar, lo mismo que Juan enseñaba a sus discípulos.
Jesús les contestó:
– Cuando oréis, decid:
'Padre, santificado sea tu nombre.
Venga tu reino.
Danos cada día el pan que necesitamos.
Perdónanos nuestros pecados,
porque también nosotros perdonamos
a todos los que nos han ofendido.
Y no nos expongas a la tentación.'
Los discípulos piden a Jesús que les enseñe a orar. Jesús recita una oración que recoge toda la vida. Comienza refiriéndose al Padre. Haciendo que nos sintamos, sobre todo, hijos. Refiriéndose a la primera parte del mandamiento nuevo: amar a Dios sobre todas las cosas.
Luego la oración se centra en el hombre. Pidiendo lo que necesitamos para vivir y refiriéndose a la segunda parte del mandamiento nuevo: amar a los otros como a nosotros mismos. Perdonando. Ese amor, ese perdón es el que nos une al Padre y nos libra del mal.
"En el evangelio Jesús nos enseña la oración del Padrenuestro. Es la respuesta a la inquietud de sus discípulos por la oración: “Señor, enséñanos a orar”. Es la oración fundamental, es decir la que nos lleva a fondo de nuestra fe, a nuestra experiencia filial. El Padrenuestro es un maravilloso y sencillo mapa para viajar al centro. En la versión de Lucas, nos lleva al centro a través de cuatro peticiones esenciales: el reino, el pan, el perdón, la preservación de la tentación. Jesús ora porque necesita viajar al centro de su experiencia filial, porque necesita respirar el cariño de su Abbá. Jesús es el gran experto del «viaje al centro». Y, desde el centro, se conecta con todos y con todo. Sé que estas expresiones pueden malentenderse en tiempos en que hemos hablado, más bien, de la necesidad de viajar la periferia. No hay contradicción. Aquí el «centro» no significa el ámbito del poder sino el núcleo de la persona, su corazón. Viajar al centro es viajar al santuario de nuestra identidad, en el que descubrimos a Dios, nos descubrimos a nosotros mismos de un modo nuevo, nos vinculamos a los demás en la raíz y nos insertamos en el mundo. Por eso orar es como respirar."
(Ciudad Redonda)
Bon dia, Joan Josep, espero que el canvi de residència que em vas comunicar hagi anat bé per a la teva persona, en cos i esperit. Joan Evangelista diu que al final de les nostres vides tindrem canvis potser no desitjats... És cosa molt personal, però les transformacions corporals ja ens van prevenint. Jo en dic obeir la vida, que és l'acceptació de cada moment. Et desitjo molt bon ànim, que ja és el teu habitual. Una abraçada.
ResponderEliminarCelia
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