"Jesús entró en el templo, y mientras enseñaba, se le acercaron los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo y le dijeron:
- ¿Con qué autoridad haces estas cosas?¿Quién te ha dado esta autoridad?
Jesús les respondió:
- También yo os voy a hacer una pregunta. Si me constestáis, os diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿de dónde venía, de Dios o de los hombres?
Ellos discutían entre sí y comentaban:
- Si decimos que de Dios, nos dirá: ¿por qué no le creísteis? Y si decimos que de los hombres, hay que temer a la gente, porque todos piensan que Juan era un profeta.
Así que respondieron a Jesús:
- No lo sabemos
Entonces Jesús les dijo:
- Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas."
Jesús, un poco antes, había protagonizado la expulsión de los mercaderes del Templo. Por eso los jefes de los sacerdotes se dirigen a Él, furiosos por lo que acaba de hacer. No es una pregunta. Es un reproche. Ellos dan por supuesto, que Jesús no tiene ninguna autoridad.
Lo que está claro es que ellos no escuchan. Jesús está en ese momento enseñando. Ha dicho muchas veces que proviene del Padre, pero ellos no lo han oído. No les importa lo que dice...Ellos quieren saber con qué autoridad hace y dice...
Nosotros hacemos lo mismo muchas veces. No nos importa tanto lo que nos dicen, como quién nos lo dice. Hace ya un tiempo escribí un post que se titulaba "Matar al mensajero". Si no nos gusta el mensajero, lo destruímos y...nos perdemos el mensaje.
Dios nos habla a través de las personas, de los acontecimientos y del silencio. Hoy más que nunca, los medios nos manipulan y desfiguran a las personas y a los hechos. Hoy nos cuesta mucho hacer en nuestro interior, inundado de sonidos e imágenes, el silencio necesario para escuchar la voz de Dios.
Ante los sucesos nos revelamos contra Dios, le cuestionamos, pero ya no escuchamos su respuesta. Toni de Mello nos cuenta la historia de aquél hombre que vió a una niña temblando de frío y llorando de hambre. Indignado le dijo a Dios:
- ¿Por qué lo permites? ¿Por qué no haces nada para solucionarlo?
Tras un rato de silencio escuchó en su interior la voz de Dios que le respondía:
- Sí que he hecho algo. Te he hecho a ti...
¡Que enorme enseñanza este post Joan Josep! Nada que decir, es mejor hacer silencio y desmenuzar el final.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Claudio
SI es verdad muchos dicen porque lo permite Dios:y yo les digo¡ los niños son nuestros, los problemas son nuestros, las enfermedades, y las plagas, son nuestras!No hechemos la culpa ha nadie solucionemos los problemas que tengamos, y pidamos ayuda ha Dios.
ResponderEliminarY mientras nos hechamos la culpa: no hoimos, ni escuchamos,porque primero; tienes que querer hoir, y escuchar. Una abraçada
me ha encantado...últimamente el trabajo me tiene ocupada demasiado y leerte a tí siempre eleva....escuchar es el mejor aprendizaje de la vida....observar...y meditar por cada cosa que aporte inquietud en nuestro corazón..
ResponderEliminarMi querido Joan, los ojos se me cierran... revoluciones del sueño y la salud.
ResponderEliminarQue joia mania de andar juzgando y no poner atención a lo que nos cuentan. No interesa ponerse en los zapatos del otro; se acaba el cotilleo y hay que entrar en acción.Le pide mucho al hombre, si coge la niña¿ cómo coño va a seguir poniendo el grito en el cielo por lo mal que lo hacenn los otros ?
Hace dos dias he acucdido a una cena donde coincidian dos voluntarias ( peces gordos) de dos ONG; ¿ sabes que hacian como los politicos? ¡¡se descalficaban la una a la otra ¡¡ moraleja: yo salí malisima de la reunión, el resto, visto de reojo ( no estaba yo para detalles) pasarón de hacer nada por ninguna. Lo hicieron mal pero , por lo que escuché, una de ellas , creo, merece la pena.Un beso... me duermo