No, no está anocheciendo. Precisamente escribo estas líneas, cuando apenas una luz rojiza sobre el mar, anuncia un nuevo amanecer. Es el día de difuntos y asociamos la muerte con el atardecer de la vida. Pensamos que la muerte es el fin, que todo acabó...Nos da miedo la muerte. Quizá porque no sabemos lo que es. Sabemos lo que es el morir. Los que nos movemos en el mundo de la sanidad hemos visto morir a mucha gente, quizá en algún momento, un accidente, una grave enfermedad, nos hemos visto morir..., pero no hemos muerto, no sabemos lo que es la muerte, porque, por mucho que estudiemos, sólo sabemos en realidad aquello que experimentamos.
La Fe, no sólo la cristiana, nos presenta la muerte como un despertar, como un atravesar una puerta, como un renacer...Y mira por dónde, la ciencia que para algunos significa la muerte de toda religión y espiritualidad, con la física cuántica y la teoría de cuerdas; diciendo que somos energía y ecuaciones de onda, deja la puerta abierta a que tras la muerte, esa energía y esas ecuaciones de onda puedan repetirse en otro mundo...
Pero no creo que haga falta adentrarse en la filosofía y la ciencia, para dar un sentido a la muerte.
Hoy recordamos todos a personas que han marcado nuestra vida, que han sido importantes para que ahora seamos lo que somos. Y todos, en mayor o menor grado, tenemos la experiencia de que esas personas no nos han abandonado, han seguido junto a nosotros.
Me ha tocado estar al lado de muchas personas en el momento de dar su último suspiro. He seguido sus últimos meses de vida. Siempre admiraré su paz, la serenidad con la que han afrontado esos momentos. Para mi, esa es la mayor prueba de que no todo acaba aquí. En esos momentos ya no valen mentiras, ni caretas, ni imaginaciones...Esas personas veían ya esa puerta abierta y no les daba miedo...
Cuando era joven, recuerdo que a una profesora compañera de trabajo, se le murió la abuela. Aquella señora dejó prescrito, que después de su entierro se hiciera una gran fiesta en su casa. Ella había sido una persona muy alegre. Dijo: quiero que al morir sigáis estando lo más alegres que yo hubiera querido. Y, al fin y al cabo, yo me voy a la alegría eterna. Y así se hizo. Asistí a aquella fiesta, y siempre recordaré la mezcla de lágrimas y risas entre los familiares más cercanos.
Así debe ser. Es lógico que lloremos, porque perdemos la presencia física de aquella persona. Pero a la vez hemos de compartir que se ha adentrado en la gran alegría eterna. Morir es entrar en la verdadera vida, hacerse Uno con Dios...Y, la ciencia no nos lo niega, un día la energía y las ecuaciones de onda se volverán a unir y harán que volvamos a ser en otro mundo, que es la resurrección...Jesús ya nos lo dijo hace dos mil años sin tanta ciencia ni filosofía...
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Ayer quise dejaros este vídeo. Cosas de la informática se borró. Como ambas fiestas van muy unidos os lo dejo hoy.
Con lo que cuentas de esa fiesta, me has hecho recordar algo que ocurrió hace también bastantes años, cuando se murió la madre de una amiga, en el funeral el sacerdote iba revestido de blanco y era todo como una gran celebración de alegría, porque ell@s decían que no podían estar tristes cuando su madre ya estaba reunida con Dios y eso siempre tenía que ser un motivo de alegría, es algo que nos impactó mucho a quienes lo vivimos y realmente no me parece que sea nada fácil reaccionar así, aunque lo puedas sentir así, el dolor de la pérdida en esos momentos yo creo que puede ante todo lo demás
ResponderEliminarAquí se vive de una manera diferente, a no ser que te toque muy directamente, pero en el pueblo está mucho más presente, te das más cuenta de todas las personas que faltan, las casas que se van quedando vacías, l@s vecin@s y l@s amig@s que ya nunca volverán, y es difícil no pensar en ello con mucha más frecuencia
Un abrazo
És que em sembla que quan celebrem un enterrament no pensem tant en la persona que ha deixar d'ésser, la pau que potser ha besllumat a les envistes de la mort, la seva voluntat que continuem alegres celebrant la vida..., sinó que pensem en nosaltres mateixos, en la pena immensa que ens queda al cor per haver de prescindir d'aquella persona que estimàvem... Potser fins i tot en aquests moments tan difícils, soterrat en el dolor hi nia una punta d'egoisme... Pensar en altres móns després de la mort se'm fa dificilíssim.
ResponderEliminarUna abraçada.
Hola Joan Josep:
ResponderEliminarLeí un libro de Teillard de Chardin y me gustó mucho.
A veces pienso que si pudiéramos percibir la energía del Amor de Dios, sería tan intenso que no lo resistiríamos
Una abrtaçada, Montserrat
Juanjo
ResponderEliminarTu que también has vivido al lado del pueblo africano, sabes bien como bailan y celebran la muerte de un anciano/a... La muerte de un joven es cosa distinta.
Gracias por tu humanidad y tus dosis de espiritualidad cuando acompañas a tantos compañeros de viaje en sus últimas etapas.
Adrià Nyel
Joan...has tocado un tema que me asusta,preocupa y ocupa casi diariamente en esta mi cabecita pensante (demasiado).
ResponderEliminarSé que la muerte existe,sé que la fé debería hacernos asimilar mejor el hecho en sí,pero el miedo a perder a los seres queridos(bueno,y a uno mismo)es tan grande que te bloquea.
Cristo pidió pasar del Cáliz,lloró,se asustó,pero...al final dió su vida.
Si la fé estuviera bien implantada en uno,tal vez esos miedos serían menos enfermizos.
Me imagino la experiencia hermosa de ese funeral con fiesta.Así debería de ser.También el "modo"social de nuestros entierros ,dan más dolor.Habria que cambiarlo o cambiar cada uno desde adentro.
Besucos de vida.
Gó
La mort és la condemna general destinada a cada ésser humà pel sol fet de néixer. I els que li tenen por, han d'agrair aquesta por a qui o a què ha fet les coses tal com són, o sigui, gens agradables. Dit això, totes les reflexions que calguin.
ResponderEliminarAra bé, estimat Joan Josep: Vicenç, el meu home, s'ha estrenat de diabètic aquesta mateixa tardor. Però quan ha vist el taulell de suculències de tota classe, a molt bon preu i que no contenen sucre, que ofereixen, per exemple, a Carrefour, que és on solem comprar per proximitat, ha tingut una mena d'alegria. Qui diu a Carrefour diu la marca que sigui. No cal anar a una gran i cara pastisseria, que els pobres també tenen dret, amb les amargors, a endolcir-se una miqueta la vida. Va, menja panellets i torrons en pau, que tot és obra bona de creació.
Per cert, l'endolçant Stevia, que és una planteta bastant corrent que es replanta cada any, té moltes virtuts, sobretot pels diabètics, sense les pegues de la sacarina; consulta-ho a Google. De moment la venen en gotes i sobrets.
Abraçada, Olga
Hoy lloro desconsolada al verla partir a tu tierra. Me asusta ese final.... perdón , no es el final, es mi marcha cuando parece perfilarse un horizonte hermoso. Egoismo puro y duro. Quiero "vivir" un ratito de paz, de pan tierno, de risas abiertas, de.... tantas cosas que han hecho una lucha desesperante el hecho de vivir.
ResponderEliminarLloro por las risas que me voy a perder y por mil detalles que no sé, ni puedo explicar.
No hay pena, eso toca y así ha de ser porque esa es la ley natural del hombre. No hay miedo a cruzar la puerta porque sé que no me voy a perder en una nada angustiosa. He pasado por esos momentos en los que oyes a lo lejos la voz del médico ; " la pelota está en el tejado"... ¿ sabes? no son malos. Todo lo que escuchas te importa un pimiento. El cerebro es sabio y se adormece.... ¿ adormece? NOOOOOOO , se atonta ¡¡¡
Bueno.... no quiero mentir, si que viví una muerte angustiosa en la que el moribundo se negaba a la partida. Fue espantoso.
Oye, que mi abuela ponia las lamparitas y parece que eso ayuda. Yo prendí una vela gorda para todos mis "viajeros"
Un besoooooooooooooooo ( uno más para la colección )
Gloria ( eso dicen)
¡¡¡ Por favor ¡¡ No tiene precio esa etiqueta de anis el mono ... ¿ quién te ve asi? jajajajaj
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