Una de las características de nuestra sociedad es la crispación. Basta echar una mirada a la prensa, escuchar la radio o ver la televisión, para que se nos haga patente un alto grado de crispación en nuestra sociedad.
Se miente o se dicen medias verdades en la información. Se distorsionan las noticias dándolas sesgadas o con juicios de valor. Se acusa sin fundamento y desde el parapeto de calificarlo "presunto", uno cree tener carta blanca para acusar de cualquier cosa al otro. Se utiliza la vida privada de los demás para combatir sus ideas políticas, religiosas, sociales. Se intenta resucitar el pasado para atiar odios y rencores en la actualidad. Se utilizan las ideas como arma, no como argumento. Incluso la religión o el ateísmo se viven, no como una opción personal, sino como formas de destruir al contrario, de humillarlo, de menospreciarlo...
Y cada uno puede alargar la lista con otras muestras de crispación.
Nuestra sociedad necesita una buena dosis de respeto y de tolerancia. Y esto no lo conseguiremos si no consideramos al otro como Hermano...
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