"Pero en aquellos días, pasado el tiempo de
sufrimiento, el sol se oscurecerá, la luna dejará de dar su luz, las estrellas caerán del cielo y las fuerzas celestiales
vacilarán. Entonces verán al Hijo
del hombre venir en las nubes con gran poder y gloria. Él enviará a sus ángeles y reunirá a sus escogidos de
los cuatro puntos cardinales, desde el último rincón de la tierra hasta el
último rincón del cielo.
Aprended esta enseñanza de la higuera:
cuando sus ramas se ponen tiernas y empiezan a brotar las hojas, comprendéis que
el verano está cerca. De la misma manera, cuando veáis
que suceden esas cosas, sabed que el Hijo del hombre ya está a la puerta. Os aseguro que todo ello sucederá
antes que haya muerto la gente de este tiempo. El cielo
y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
En cuanto al día y la hora, nadie lo sabe,
ni aun los ángeles del cielo, ni el Hijo. Solamente lo sabe el Padre."
Al final del año litúrgico, la Iglesia siempre nos presenta unos textos redactados en estilo apocalíptico. Este estilo lo empleaban los judíos para narrar el fin de los tiempos. Describían el fin del mundo como una cataclismo cósmico. Sol, luna y estrellas, eran el signo de los grandes reinos y poderes de la tierra, que desaparecerán.
El objetivo de este texto no es producir miedo, sino, al contrario, llenarnos de esperanza.
La vida es una lucha continua contra el mal. La crisis está presente a lo largo de la historia; pero no ha de ser motivo de desesperación. La higuera empieza a brotar. la aparente muerte del invierno, se transforma en la floración de la primavera y el verano culminará con la cosecha de los frutos.
El final no es la destrucción, sino la venida de Jesús, el Hijo del hombre. Profecías de Nostradamus, calendario Inca, visiones...no deben inquietarnos. El final de los tiempos no es la destrucción, sino la nueva creación. Un mundo nuevo. La auténtica realización del Reino de Dios. Un mundo de justicia y de paz, por el que Jesús dio su vida por nosotros. Aquella esperanza con la que empezamos el año litúrgico, en Adviento, tiene su cumplimiento al final de los tiempos. Mientras, nos toca luchar por hacer de este mundo un mundo mejor. Se trata de hacer posible esa instauración del Reino, conseguir esa presencia amorosa de Dios entre nosotros.
No tengamos miedo. La crisis no es el camino hacia la derrota, sino la vía de la creatividad que nos lleva a la liberación. La aurora ya empieza a iluminar el horizonte. Jesús está ahí. Jesús liberador...
Al final del año litúrgico, la Iglesia siempre nos presenta unos textos redactados en estilo apocalíptico. Este estilo lo empleaban los judíos para narrar el fin de los tiempos. Describían el fin del mundo como una cataclismo cósmico. Sol, luna y estrellas, eran el signo de los grandes reinos y poderes de la tierra, que desaparecerán.
El objetivo de este texto no es producir miedo, sino, al contrario, llenarnos de esperanza.
La vida es una lucha continua contra el mal. La crisis está presente a lo largo de la historia; pero no ha de ser motivo de desesperación. La higuera empieza a brotar. la aparente muerte del invierno, se transforma en la floración de la primavera y el verano culminará con la cosecha de los frutos.
El final no es la destrucción, sino la venida de Jesús, el Hijo del hombre. Profecías de Nostradamus, calendario Inca, visiones...no deben inquietarnos. El final de los tiempos no es la destrucción, sino la nueva creación. Un mundo nuevo. La auténtica realización del Reino de Dios. Un mundo de justicia y de paz, por el que Jesús dio su vida por nosotros. Aquella esperanza con la que empezamos el año litúrgico, en Adviento, tiene su cumplimiento al final de los tiempos. Mientras, nos toca luchar por hacer de este mundo un mundo mejor. Se trata de hacer posible esa instauración del Reino, conseguir esa presencia amorosa de Dios entre nosotros.
No tengamos miedo. La crisis no es el camino hacia la derrota, sino la vía de la creatividad que nos lleva a la liberación. La aurora ya empieza a iluminar el horizonte. Jesús está ahí. Jesús liberador...
Gracias, por este rico compartir,sólo puedo decir GRACIAS.
ResponderEliminarGracias a ti por visitar asiduamente este blog. Un abrazo: Joan Josep
EliminarMoments de força reflexió de les que fan molt qué pensar !
ResponderEliminarAgraït !
Una cordial salutació,
Gràcies a tu per la visita. Una abraçada: Joan Josep
ResponderEliminarPues sí que da un poco miedo la situación.Estamos inquietos,pero no de forma apocalíptica ,si no de no ver una luz al final .
ResponderEliminarEse final que comparas con un Mundo nuevo de amor y cercanía de los unos a los otros.
.Así sea y ojalá
Saludos
Gó
Go. Es la esperanza la que nos permitirá seguir avanzando. Un abrazo: Joan Josep
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