"Había un hombre rico...y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal." (Lc 16, 19-20)
Un rico muy bien vestido y que banqueteaba todos los días y un pobre que recogía las migas que caían de la mesa. Un rico sin nombre y un pobre llamado Lázaro. Un rico sin nombre, porque tiene todos nuestros nombres. Un pobre con nombre: inmigrante, marginado, deshauciado... Un pobre que pide a la puerta del supermercado buscando nuestras migajas. Un pobre que duerme en el cajero automático de un banco, esperando solamente protegerse del frío de la calle. Y nosotros no hacemos caso. Aunque resucitara un muerto no haríamos caso.
Estamos muy contentos con nuestro orden establecido...porque estamos del lado de los que están bien. Esta parábola la conocemos todos, pero, como tantas cosas, la ignoramos en la práctica. ¿Qué hacemos para que nuestro orden establecido deje de ser injusto? ¿Qué hago por mi hermano que tiene nombre y apellidos?
Gracias, por las preguntas, son un verdadero interrogante para mi, examinare como voy aminando en el servicio en mis hermano, gracias.
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