Trabajaban los solitarios en su huerto cuando pasó por el cielo un globo aerostático. Se lo miró el Anacoreta y dijo:
- ¿Ves ese globo? No hace mucho estaba tirado en el suelo. Ahora vuela a gran altura y lleva tres personas en su cesta. ¿Qué lo hace volar?
El discípulo, recordando sus cursos de física, respondió:
- El aire caliente que producen los quemadores. Es menos denso y tiende a subir empujando el globo hacia arriba.
Se quedó pensativo el Anacoreta y luego dijo:
- Como nosotros. Si no fuera por el Espíritu, no podríamos elevarnos hacia Dios. Estamos tumbados como el globo antes de encender los quemadores... Es la oración y la cntemplación la que nos empuja hacia arriba. ¿Te das cuenta de las reflexiones para nuestra vida espiritual que podemos sacar de este globo?
Y ambos siguieron con la vista el globo que se alejaba en el cielo...
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