sábado, 10 de octubre de 2020

EL ANACORETA Y EL HOMBRE DESANIMADO


Llegó a la cueva y permaneció varios días viviendo con ellos en silencio. El Anacoreta lo respetaba, porque sabía que las personas que se comportaban así es porque sufren mucho en su interior. Hasta que un día dijo:
- Estoy muy desanimado. He pasado mi vida luchando contra la injusticia. Defendiendo a los pobres, a los perseguidos, a los inmigrantes...a aquellos que todo el mundo desprecia. Y lo único que he obtenido es que a mí también me desprecien, me insulten...Incluso aquellos por los que he luchado tampoco me lo agradecen.
El Anacoreta lo miró intensamente a los ojos y le repondió:
- ¿Qué esperabas? Te has comportado como otro Jesús. Te han tratado como a Él. Jesús pasó su vida curando, ayudando, perdonando, haciendo el bien...y lo clavaron en la cruz. Sigue comportándote como Él y perdónales como hizo desde la cruz, porque "no saben lo que hacen". En una sociedad en la que buscamos nuestro provecho, el dinero, el poder...ayudar, luchar por el desfavorecido y perseguido, es una locura. Siempre será incomprendido. 
Le puso una mano en el hombro y concluyó:
- Anímate porque estás en el buen camino. Estás siguiendo el camino de Jesús. Y este camino no se acaba en la muerte sino en la Resurrección.
Y aquél hombre volvió a la ciudad dispuesto a seguir entregándose totalmente a los demás...  

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