Aquella noche lucía una luna llena espléndida. El Anacoreta dijo a su joven discípulo:
- La imagen de la luna siempre se ha asociado a soñar, a lo difícil de alcanzar...A quien está fuera de la realidad se le dice que está en la luna. A quien desea lo imposible se le dice que pide la luna...
El discípulo preguntó:
- ¿Quieres decir que no es bueno soñar?
Sonrió el anciano y se explicó:
- Sí que hay que soñar, pero con los pies en el suelo. No que no podemos hacer es soñar y quedarnos en el sueño sin hacer nada. Debemos luchar para conseguir nuestros sueños. Sólo así podemos avanzar.
Guardó silencio contemplando la luna y concluyó:
- Lo mismo pasa con nuestra vida espiritual. Soñar con una vida de entrega sin hacer nada por ponerla en práctica es quedarse siempre en los meros deseos sin avanzar.
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