sábado, 24 de diciembre de 2022

ANUNCIAR EL AMOR

 

En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: "Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz."

Juan será el Profeta del Altísimo. Anunciará el Amor de Dios sobre nosotros, que nos manda a su Hijo para salvarnos. Si queremos preparar el camino de Jesús para que todos lleguen a Él, debemos anunciar el Amor. Y la mejor manera de predicarlo, es hacerlo vida en nosotros. Transparentando en nuestros actos el Amor.

"Estamos en la vigilia del nacimiento del Señor. Hoy es Nochebuena. Se confirman las profecías mesiánicas, se da gracias y se alaba por la luz que resplandece ante todos los pueblos. El Benedictus describe ese cercanía de Dios como “visita sanadora”: «por la entrañable misericordia de nuestros Dios, nos visitará desde lo alto un amanecer que ilumina». Su luz ilumina nuestro rostro, disipa nuestros temores y toda la creación se sana pacificando nuestro corazón. Esto es lo que nos reúne en familia y en comunidad: la fiesta de la vida compartida en amor por el Verbo hecho carne entre nosotros. La misericordia de Dios que nos visita viene a liberarnos del egoísmo, a redimir las tragedias de nuestra historia humana. Por eso, cantamos al Dios con nosotros con la alegría de corazones redimidos. La noche se vuelve luminosa porque, con Jesús naciendo en cada corazón, son mayores las posibilidades de vida. ¿Cuál es el mejor regalo (no material) que puedo ofrecer a mi familia? Oremos por quienes no tendrán una Nochebuena. " (Koinonía)

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