En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?" Contestaron: "El primero."
Jesús les dijo: "Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis."
Jesús nos pide que demos un sí sincero. Podemos, como los sacerdotes y ancianos, hablar mucho de Dios, cumplir muchos preceptos, pero no entregar toda nuestra vida a Él. La Fe se muestra con actos, no con palabras. Algunos que aparentemente no siguen a Jesús, pueden estar más cerca de Él de lo que pensamos. Porque su aparente no de ahora, será un sí auténtico cuando conozcan a Jesús y les muestre quién es en verdad el Padre.
"Jesús reprocha a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo denunciando la incoherencia de su práctica religiosa. La observancia estricta de la ley en el siglo I creó un sistema religioso excluyente y clasista, carente de justicia y misericordia. Proclamar con los labios lo que no se vive ni practica deviene en doblez; el creyente llega a vivir de las apariencias y se convierte en juez de los demás. Lo que le agrada a Dios es la rectitud de intención y la humildad con la que se dice algo o se realiza cualquier gesto o acción. Por eso los recaudadores de impuestos y las prostitutas, por su condición, quedan relegados y excluidos, pero Dios les promete la dignificación en el Reino. No podemos conformarnos con el mero cumplimiento de ciertos preceptos, creyéndonos superiores a los demás. Pidamos la gracia de tener una actitud agradecida ante tanto perdón recibido y que nos impulse a dar una respuesta generosa y compasiva. Sirve de buena gana y desinteresadamente." (Koinonía)
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