viernes, 9 de diciembre de 2022

BUSCAR NUESTRO CAMINO

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "¿A quién se parece esta generación? Se parece a los niños sentados en la plaza, que gritan a otros: "Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos cantado lamentaciones, y no habéis llorado." Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Tiene un demonio." Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores." Pero los hechos dan razón a la sabiduría de Dios."

Este evangelio le hace pensar en una monja, cuyo nombre no diré, pero todos la conocéis, que la critican porque siempre está fuera de su convento haciendo obras sociales, viajando a Ucrania, saliendo en los medios. Pero si estuviera encerrada en su convento, también la criticarían por no hacer nada. Dirían, qué hace rezando todo el día con las necesidades que hay en este mundo...
Creo que las dos cosas son importantes si respondemos a la llamada de Dios sobre nosotros. Se trata de cumplir su voluntad. De tenerlo en nuestro corazón, de escucharlo y seguirlo. Y es posible que si nos critican, sea una propia de que seguimos la voluntad de Dios.
 
"El evangelio de hoy deja en evidencia la radical incapacidad de los contemporáneos de Jesús para reconocer las posibilidades que ofrece su Buena Nueva; no dispuestos a la novedad, se han acostumbramos a un estilo de vida injusto y desigual. Jesús reprocha esa actitud cerrada a las nuevas relaciones que suscita el Reino. Así lo expresó también en la parábola de los invitados a la boda que se rehusaron a participar. Ahora compara a su generación con personas inconformes que ya no saben si lamentarse o divertirse pero nunca ser felices. Creo que Jesús repetiría su mensaje a esas personas que viven quejándose de todo y nunca están conformes con nada. Nosotros también corremos el riesgo de no abrazar la novedad que nos trae Jesús por estar distraídos en la sociedad de consumo. ¿Cuántas veces nos quedamos en la queja y el lamento, en la insatisfacción y la conformidad? Las palabras de Jesús quieren sacudir nuestra ingratitud. ¿Qué me impide dar valor a lo realmente importante? " (Koinonía)

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