También les dijo Jesús:
– Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo, y que a medianoche va a su casa y le dice: 'Amigo, préstame tres panes, porque otro amigo mío acaba de llegar de viaje a mi casa y no tengo nada que ofrecerle.' Sin duda, aquel le contestará desde dentro: '¡No me molestes! La puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.' Pues bien, os digo que aunque no se levante a dárselo por ser su amigo, se levantará por serle importuno y le dará cuanto necesite. Por esto os digo: Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama a la puerta, se le abre.
¿Acaso algún padre entre vosotros sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado? ¿O de darle un alacrán cuando le pide un huevo? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!
Dios nos ama como un Padre. Por eso hemos de pedir confiadamente, teniendo por seguro que nos concederá lo que más nos sea mejor para nosotros. Y hoy Jesús nos dice que nos dará el Espíritu Santo. Es decir. el Amor, el espíritu de entrega y la sabiduría para comprender su Palabra. No dejemos de pedírselo cada día.
"Los antiguos catecismos infantiles tenían un parrafito que parecía orientado a explicar el evangelio de hoy. Se preguntaba al niño si Dios oye siempre nuestras oraciones, y se le ofrecía una respuesta positiva pero con un matiz: Dios nos escucha siempre pero quizá no nos da exactamente lo que hemos pedido, sino que “nos concede lo que es más conveniente para nuestra salvación”.
El evangelista Lucas, después de presentar la oración enseñada por Jesús, parece salir al paso de quienes no estén muy seguros de que Dios los va a escuchar; y, para demostrarles que sí, les ofrece una parábola, la del vecino impertinente, y unas consideraciones sobre el modo de actuar de un padre cariñoso con sus hijos. En medio van las afirmaciones radicales sobre el actuar de Dios: unas frases en pasiva y sin sujeto explícito, con el característico respeto judío al nombre de Dios, que debemos entender como “Dios os dará, Dios os ayudará a encontrar, Dios os abrirá la puerta”.
El modo de hablar de Jesús era a veces sorprendente, de entrada casi escandaloso. Aquí comienza comparando a Dios con un hombre que, ante la petición de un amigo, se muestra remolón, y luego con otros “que son malos”; pero el uno y los otros acaban haciendo el bien. La aplicación se concentra en las palabras “cuánto más”. Dado que Dios no es malo ni remolón, su generosidad superará con creces los ejemplos presentados.
Pero el evangelista tiene una curiosa conclusión: de lo que el orante puede estar seguro es de que Dios desea darle el Espíritu Santo; este es el gran don que conviene pedir a Dios y que Dios, “vuestro Padre del cielo”, está siempre dispuesto a daros.
El catecismo tenía el rasgo de discreción que hemos mencionado: no decía que Dios conceda lo que se le pida, sino lo conveniente a nuestra salvación. La oración no puede ser nunca una manipulación de Dios, ni un intento de imponerle nuestro criterio; el buen orante expone ante Dios su inquietud y seguidamente le deja en libertad para que responda o reaccione como quiera; el buen orante es dócil, disponible y de buen conformar. Por ahí corre un whatsapp en el que se ofrecen unas supuestas respuestas de Dios al orante: “tengo para ti algo mejor”, “para eso que pides todavía no es el momento”… El salmista lo dice en términos certeros: “por la mañana te expongo mi causa y me quedo aguardando” (Salmo 5,4).
En especial sintonía con la discreción lucana en cuanto a lo que a Dios podamos pedir encontramos una sabrosa enseñanza de S. Pablo: “nosotros no sabemos orar como conviene; pero el Espíritu viene en nuestra ayuda…” (Rm 8,26). Orar es una actividad nuestra, la más sublime, pero quizá sea en mayor medida un escuchar, y dejarse conducir."
(Severiano Blanco cmf, Ciudad Redonda)
No hay comentarios:
Publicar un comentario