Se acercó una mujer al Anacoreta y le dijo:
- Llevo tiempo intentando rezar y no lo logro. Mi cabeza se llena de pensamientos que me distraen y a duras penas logro repetir oraciones ya escritas. ¿Puedes enseñarme a rezar?
Sonrió pícaramente el Anciano y, mirando con simpatía a la mujer, dijo.
- Leí una vez a un sabio benedictino inglés, el P. David Foster, comparar la oración a cinco dedos y una mano.
Ante la mirada de extrañeza de la mujer, la invitó a sentarse y prosiguió.
- Para él, los dos dedos más pequeños representaban la oración de petición. El meñique petición para nosotros. El anular, algo más grande, petición para los demás. El dedo corazón, el del centro, que es el más largo, representa la oración de acción de gracias. Debería ser la más habitual. El dedo índice sirve para señalar, pero no a los demás sino a nosotros mismos. Es la oración de contricción. Reconocemos nuestra propia culpa. El pulgar, que puede separarse de los otros cuatro y que se mueve en todas direcciones, es la oración de adoración y de alabanza. Cuando reces, dedica un ratito a cada dedo, pero sobre todo al corazón y al pulgar.
La mujer asintió y luego preguntó:
- Y la mano, ¿qué significa la mano?
Sonrió el Anacoreta y respondió:
- Es la oración de la ofrenda. La más perfecta. Es poner tu vida en las palmas de tus manos y entregársela a Dios. Es dejar las manos abiertas para recibir el amor de Dios que Él te envía como respuesta.
Miró al horizonte y acabó diciendo:
- Nacemos con las manos cerradas y necesitamos toda una vida para aprender a abrirlas...
Qué bonito!
ResponderEliminarGracias
Me ha gustado mucho la comparación, creo que me la voy a aprender y desde luego voy a empezar a ponerla en práctica
ResponderEliminarMuchas gracias Joan, un abrazo
Hola JOAN:Ayer por fin prepare la oración del martes ayudada por el libro de tus compañeros.El tema elegido fue "El Miedo"...Al terminar ,cuando cada una expone lo que nos ha dicho la reflexión ,ocurrio algo que nos emociono..una de las compañeras está pasando por un momento dificil..nos confio lo que la preocupaba entre lagrimas...
ResponderEliminarJoan,creo que estoy "volviendo" ..
Un abrazo muy fuerte
isa
Hola, Joan, me quedo con tu última frase, que me sugiere un montón de reflexiones: "Nacemos con las manos cerradas y necesitamos toda una vida para aprender a abrirlas"...
ResponderEliminarUn abrazo grande!
Joan,sabes?Lo primero que he hecho antes de comentarte,es guardar la entrada.
ResponderEliminarMe viene bien,ya sabes ,para aprender cada día un poco más .
Y me ha parecido muy apropiada la metáfora.
Gracias por tus palabras¡
Besucos
Gó
Hola Joan Josep, tot i que no comente, és impossible deixar la petjada a tots els blogs de la xarxa, jo també entre de tant en tant per anar adquirint nous ensenyaments, ja et vaig dir que en aquestos temes anava molt justeteta.
ResponderEliminarL'ensenyament de l'anacoreta és pot transferir a situacions concretes de la vida com la falta de generositat que impera en aquest món tan materialista, o en temes d'amor relacionats no sols amb Déu sinó també amb la nostra parella. De vegades ens tanquem i mostrem recel quan tot el que hauriem de fer és oferir el nostre afecte. Alguns moments són difícils i actuem sense pensar. Intentaré obrir les meues mans i el meu cor més sovint.
Gràcies per la reflexió.
Joan:
ResponderEliminarPreciosa esta forma de enseñarnos las distintas facetas de la oración.
Un abrazo.
Pepe.
¡Excelente! les enseñé a mis hijas una forma de rezar con los deditos, cuando eran pequeñitas, ésta completa muy bien aquella, muchas gracias.
ResponderEliminarHermoso y simple. Gracias.
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