"En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: '¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en la viña. Él le contestó: No quiero. Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: Voy, Señor. Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?'. Contestaron: 'El primero'. Jesús les dijo:' Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan delantera en el camino del Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y aun después de ver esto, vosotros no recapacitaistes ni le creísteis'."
No hace falta tener mucha imaginación para ver la cara que pusieron los sumos sacerdotes y los ancianos, cuando oyeron decir a Jesús que los publicanos y las prostitutas les aventajaban en el Reino de Dios. Y no es que las jerarquías, por el mero hecho de serlo estén lejos de Dios, y que los corruptos (eso eran los publicanos) y las prostitutas sean unas santas, así, de entrada.
Jesús nos indica algo más sutil: las jerarquías, los sacerdotes, los religiosos tenemos el peligro de no escuchar la voz de Dios. Creemos que porque un día pronunciamos un SÍ, ya somos perfectos. Y no sólo no escuchamos, sino que nos creemos nosotros la voz de Dios. El resultado es que ese SÍ queda en el olvido y acabamos muy lejos de donde el Padre nos había enviado. Nuestro SÍ resulta ser un NO.
El no creyente, los alejados, que Jesús simboliza con los dos estamentos considerados impuros por los judíos, los publicanos que cobraban los impuestos del invasor y las prostitutas, evidentemente han dicho NO a Dios. Pero como ellos no se creen voz de nadie, es muy posible que escuchen al Hombre y un día acaben descubriendo que precisamente ahí está la Voz de Dios...
Quien se cree perfecto difícilmente puede cambiar. El que se sabe lleno de defectos; el que se siente despreciado por los demás, puede despertarse un día con los ojos llenos de lágrimas y pedir perdón...y cambiar. Por eso nos avanzan en el Reino de Dios.
estoy de acuerdo que aquél que no reconoce sus defectos nunca tendrá la fuerza necesaria para intentar mejorar, ser mejor persona e intentar transformar esa parte interior que no deja que vivamos en paz....supongo que el egocentrismo a veces forma parte del ser humano y la humildad es una virtud que nos falla algunas veces....
ResponderEliminarsupongo que los retiros consigo mismo-tu sabes que me he habituado a ello en los últimos tiempos-viene bien para escucharse, verse y cambiar en nosotros aquello que se puede cambiar para ser mejores personas
un beso joan
Me gusta la gente que habla poco y hace mucho.Gente silenciosa donde sus obras hablan por ellas mismas. Donde su vida es una exprsión de aquello que Creen Intimamente.
ResponderEliminarUn Beso Joan.
Cuántas veces esas personas no creyentes o alejados, nos dan lecciones a los que parece que todo lo sabemos y que hacemos tanto, cuando en tantas ocasiones se nos va la fuerza por la boca
ResponderEliminarUn abrazo
Soqui