viernes, 30 de abril de 2010
PERO, ¿QUÉ ES LO QUE NO VA?
jueves, 29 de abril de 2010
EN NUESTRO INTERIOR...
miércoles, 28 de abril de 2010
EL FRUTO DE LA ORACIÓN
martes, 27 de abril de 2010
FELICIDADES A TODAS LAS MONTSERRAT
lunes, 26 de abril de 2010
UNA PLENITUD ESCONDIDA...
domingo, 25 de abril de 2010
LO ESCUCHAMOS Y LO SEGUIMOS, PORQUE ÉL NOS CONOCE...
sábado, 24 de abril de 2010
EL OCASO DE LOS DIOSES...
viernes, 23 de abril de 2010
jueves, 22 de abril de 2010
EL ANACORETA Y LA ALEGRÍA...
miércoles, 21 de abril de 2010
martes, 20 de abril de 2010
CUANDO ES DE NOCHE...
lunes, 19 de abril de 2010
LA NUBE...
domingo, 18 de abril de 2010
PARTIR Y COMPARTIR...
sábado, 17 de abril de 2010
LO QUE NO SALE EN LA PRENSA...
Queridos amigos: Ante todo Feliz Pascua y que el Seños Resucitado nos acompañe en nuestro caminar y nos ayude en nuestra vida. Os mando un artículo que he recibido de Juanjo, donde explica la situación que está viviendo en algunas zonas de su Diócesis por la violencia de un grupo armado que no deja de causar estragos entre la población. Él ha pasado la Semana Santa con la gente de estas zonas tan castigadas y tan necesitadas de un poco de alegría. Leedla con atención, merece la pena, para comprender como la gente más pobre de su Diócesis sufre en propias carnes una violencia de la que ellos son simplemente daños colaterales.
Último ataque de la LRA a Rafai
La ciudad de Rafai está a 150 Km de Bangassou (Centroáfrica), la diócesis en donde, desde hace 12 años, estoy llevando el servicio del episcopado. Si Rafael significa “medicina de Dios”, Rafai se convirtió el domingo pasado en la antesala de la brutalidad y el desquiciamiento. Otra vez los rebeldes de la LRA (“ejército de resistencia del Señor”) que, como ya he dicho otras veces, no son ni ejército, ni resisten a nada más que a su chiflada andadura, ni son del Señor porque son simplemente unos bárbaros criminales que pisotean a mi gente, secuestran niños, violan seres indefensos y matan en la más completa impunidad. Ya el 17 de febrero pasado atacaron Rafai, saquearon la misión, vaciaron los cuartos de los franciscanos, aunque ya de por si su ajuar suele ser raquítico, aterrorizaron a la pareja de cooperantes franceses que estaban dando dos años de vida en la enseñanza y les robaron todo incluso el traje de novia que ella se había bordado con telas africanas para casarse el jueves santo. Ambos, noqueados y hundidos, se fueron a pasar la noche en una sala parroquial, en el suelo, hechos un ovillo, hasta que al amanecer del día siguiente los evacuamos de allí. Hastiados de tanta violencia gratuita, abandonaron el colegio y se volvieron a Paris.
Lo del domingo 21 de marzo fue mucho peor, un ataque lleno de crueldad sin límites contra una población indefensa. La LRA es un grupo de pirados que dan tumbos por la selva de tres países desde el 2007. Cuando el pequeño grupo de gendarmes locales vio llegar a media tarde tres docenas de exaltados ugandeses, tatuados de máscaras, tocados de gris-gris mágicos “ahuyenta-balas” y gritando a todo pulmón, se les vino el alma a los pies y el poco ánimo de resistir al ataque, se les evaporó con el miedo. La LRA arrasó Rafai como una apisonadora machaca la hierba del camino. Robaron graneros, a intervalos de ráfagas de metralla dura, quemaron las casas, acabaron a machetazos con los heridos y dejaron Rafai humeante de fanatismo agresor y de impotencia local.
La noche de histeria colectiva y llanto fue horrorosa. Los pocos que no huyeron a la selva no sabían si los desaparecidos se habían escondido o eran víctimas de un secuestro. Al día siguiente, el padre de la misión, hierático de rabia y desamor, contaba los muertos y organizaba el entierro, católicos y protestantes juntos en la misma tumba porque los pastores de las respectivas iglesias seguían huidos en la selva. Un funeral en la intimidad, poblado de sombras de los familiares desaparecidos en la selva. Ayer vi de refilón en la T.V. el entierro de un gendarme muerto en suelo francés por terroristas de Eta. El presidente francés asistió a la ceremonia y el español también. Un solo gendarme congregó a dos presidentes. El padre franciscano enterró los 8 cadáveres en una discreta soledad, con una suave brisa meneando los árboles por todo acompañamiento de banda militar, tragándose las lágrimas y mirando de reojo por si había movimientos sospechosos. Por supuesto, ni un solo funcionario acudió al sepelio, ni un simple subsecretario de algo, imaginemos a alguien del gobierno, inmerso en otros quebraderos de cabeza. Tan sólo los franciscanos, los muertos y Dios. Este último, tal vez, profundamente compungido.
Mandé otra vez el coche para sacar de aquel infierno a las 5 hermanas congoleñas de la misión. Es la segunda vez en pocas semanas. Llegaron a Bangassou noqueadas y tristes. Los padres se quedaron allí para dar coraje a la población. Ellos, el coraje, lo reciben de lo Alto. La escuela se cerró provisionalmente hasta que quiera la LRA o quien sepa arreglar este desaguisado que nos lleva poniendo de rodillas desde hace 3 años. Ya se hacen quinielas para pronosticar la siguiente misión que será saqueada. Yo me inquieto mucho por el personal religioso, los sacerdotes autóctonos y la pobre gente que puede ver perdido en un instante el fruto de años de esfuerzos, o peor aún, la vida. No me recuerden el refrán “al perro flaco todo son pulgas”. Piensen mejor en la última escena de la película “La misión”, cuando el eclesiástico español se mira al reflejo de la ventana, espoleado por el embajador portugués que le está contando como la misión entre los guaraníes ha sido aniquilada y dice: “¡Así es la vida, así la hemos hecho, así la he hecho!”.
Bangassou 24 Marzo 2010
Mons Juan José Aguirre
Obispo de Bangassou (Centroáfrica)
viernes, 16 de abril de 2010
TALLER EN EL MONASTERIO DE SUESA
Por si le interesa a alguno.
Coordina: Justa del Sol, oblata. Liturgia: Comunidad de Monjas Trinitarias
EL PRESENTE EXISTENCIAL COMO CRECIMIENTO PERSONAL Y EL PRESENTE SOCIAL COMO COMPROMISO SOLIDARIO
En el Monasterio de la Trinidad de Suesa del 30 de abril al 2 de mayo de 2010
COMISIÓN DE ESPIRITUALIDAD DE “AMIGOS DEL MONASTERIO DE SUESA”, amosuesaes@gmail.com
SUESA (CANTABRIA).
ECLESALIA, 15/04/10.- El presente, la búsqueda y la práctica del silencio; estos tres itinerarios resumen el próximo taller que realizaremos los días 30 de abril al 2 de mayo, un taller que quiere ser aprendizaje pero también descanso. Necesitamos aprender a estar en el presente, necesitamos dotar a nuestra vida de esa calidad que provoca la detención del tiempo y engrandece cada momento y cada espacio.
Los seres humanos somos seres llamados a vivir en la Unidad y, si vivimos en la Unidad, podremos vivir en el presente, en el aquí y ahora, disfrutando de cada momento, circunstancia y, sobre todo, disfrutando de lo que somos, esa imagen aún inacabada del amor que necesita transcenderse cada día, para plenificarse y complacerse en cada instante y en mi propio yo, icono incompleto de Dios Amor.
¿Cómo vivir el presente descansando en él? ¿Por qué no somos capaces de estar y ser, con nuestra realidad, en el aquí y ahora? ¿Por qué siempre estamos viviendo en el pasado o proyectados hacia el futuro?
Si yo no vivo el hoy no estoy unificada porque vivo entre el pasado y el futuro, vivo hacia atrás y hacia adelante, con lo cual mi eje no está en el centro y siempre tendré vaivenes hacia fuera de mi ser. Si mi columna vertebral está desviada me inclinaré hacía un lado o hacia el otro, me faltará el equilibrio.
Esto es lo que nos falta: equilibrio. Equilibrio en el tener, en el hacer, en el pensar…, equilibrio para vivir en mi centro, proyectada a Su Centro
¿Cómo conseguirlo?
Necesitamos silenciar el ser, ayudarle a silenciarse, no por imposición, sino por un aprendizaje de estar consigo mismo en el tiempo y espacio concreto, en lo que soy, con mis límites y con mis dones. He de descubrirme en mis límites para potenciar mis dones.
El silencio es la escuela de encuentro con una misma, con esa inmensa maravilla que a veces rechazo porque aún no me he descubierto, porque me da miedo entrar en mi interior y prefiero vivir en la superficie, en mi epidermis, en donde no disfruto de la que soy, pero que me evita el arriesgarme y hacerme daño.
Silencio de la mente, del corazón, de los sentidos, silencio de los deseos y de los encuentros, silencio del amor, para llegar a ser Amor.
Si silenciamos tanto murmullo, tanto ruido, tanto miedo, tanto proyecto, tanto recuerdo nos encontraremos con lo que somos: personas limpias que vamos acumulando dolores, sufrimientos, para evitar encontrarnos con nosotras mismas. Mientras me refugio en mis dolores, en mis heridas ya conocidas, no puedo vivir en mi centro, sino en las capas que voy creándome para no ser yo. Resultaré un yo creado a mi medida, una pseudo persona que, inconscientemente, se niega a crecer porque eso conlleva conocerse, asumirse, quererse y tomar las riendas de una vida que, centrada conduce al centro mismo de Dios.
En este tiempo de Pascua es bueno descubrir al Cristo resucitado en un tiempo y espacio concretos. La fe y le experiencia posterior de tantos millones de cristianos hace que la Resurrección de Jesús de Nazaret se dilate por toda la historia y por todo el universo. Pero, aun así, para cada uno el encuentro personal tiene un instante exacto, y no vivirlo es perderlo... como el resto de la vida. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Para más información: www.montrinisuesa.net
jueves, 15 de abril de 2010
LA LUZ DEL AMANECER...
miércoles, 14 de abril de 2010
EL ANACORETA Y EL HOMBRE SORPRENDENTE...
martes, 13 de abril de 2010
SOQUI ESTÁ BIEN
EL VIENTO DEL ESPÍRITU...
lunes, 12 de abril de 2010
DÍA DE SILENCIO Y DE ORACIÓN
domingo, 11 de abril de 2010
LAS HERIDAS DE JESÚS...
viernes, 9 de abril de 2010
MÚSICA DEL SÁBADO: JESÚS QUERIDO HERMANO
Jesús querido hermano
Jesús querido hermano
Vendido como recuerdo Cercano al Coliseo
O cercano al Presidente
Con vestido de jeans, con fusiles
O en el nombre tuyo atacando a la gente
Jesús querido hermano mío Di qué te han hecho
Te han golpeado, clavado a una cruz
Y luego te olvidaron Y Tú eres demasiado bueno
Y te hicieron ir al cielo Sediento de vida y hambriento de amor
Cuántas veces lloras solo, solo
Pero Te hemos rogado Te hemos buscado Te hemos llamado Te hemos querido Te hemos creído Y hemos pensado en ti, soñado en ti
Y en los ojos del que espera En los gritos del que sufre
En la alegría de la fiesta
En el puchero del más solo En las calles del que bebe
En la risa del más loco
En las manitas del que nace
Y en las rodillas del que va a rezar
En las canciones populares
Y hasta en el hambre del hambriento
Fue Recuperar ya a la vista Tras de muchos años
Fue Como encontrar allá
En el boscaje espeso
El sendero perdido El sendero perdido
Fue como cuando la lluvia
Tras de un largo estiaje retorna a la tierra
Fue como un día de paz Como un día de paz terminada la guerra
Fue como cuando está oscuro Y se encienden las luces
Se encienden las luces
Jesús querido hermano reencontrado Quédate cerca por siempre
Y cantemos juntos, cantemos juntos La gloria de estar vivos
Y cantemos con Tu inmensa palabra
Ama al prójimo tuyo como a ti mismo
Y cantemos con Tu inmensa palabra Ama al prójimo tuyo como a ti mismo
Y cantemos con Tu inmensa palabra Ama al prójimo tuyo como a ti mismo
Y cantemos con Tu inmensa palabra Ama al prójimo tuyo como a ti mismo
Y cantemos con Tu inmensa palabra Ama al prójimo tuyo como a ti mismo
Y cantemos con Tu inmensa palabra Ama al prójimo tuyo como a ti mismo
Y cantemos con Tu inmensa palabra Ama al prójimo tuyo como a ti mismo Y cantemos con Tu inmensa palabra Ama al prójimo tuyo como a ti mismo
jueves, 8 de abril de 2010
HACERNOS CANCIÓN...
miércoles, 7 de abril de 2010
EL ANACORETA Y EL AQUÍ Y AHORA...
martes, 6 de abril de 2010
PALABRA Y COMPARTIR
lunes, 5 de abril de 2010
MUJER, ¿POR QUÉ LLORAS?
domingo, 4 de abril de 2010
¿A QUIÉN BUSCAS?
Al final del cuarto Evangelio, en las escenas de Pascua, Jesús, se apareció a María Magdalena, que estaba desconsolada, y le preguntó: “Mujer, ¿por qué lloras? Ella no lo reconoció; entonces Jesús le dijo: “María, ¿a quién buscas?” Entonces, ella, dio media vuelta, y mirando a Jesús, exclamó: “¡Rabboní!” Duccio, Noli me tangere Estas dos escenas abrazan el texto evangélico y marcan la dirección adecuada para encontrarse con Jesucristo, que no es otra que la de permanecer en actitud de búsqueda, sentir la mirada del Señor y reconocerlo como Maestro.
Pero yo, ¿qué busco? ¿A quién busco? ¿En qué o en quién pongo mis ojos? Estas preguntas horadan la corteza de toda soledad y dejan en la intemperie de una mirada que se instala en las entrañas, no tanto como denuncia, sino como fascinante atracción, aunque al principio no se sepa quién es el que te deja oír su voz y sentir sus ojos. Sorprende el hecho de poder estar caminando junto al Señor, y no saber que es Él, como les pasó a María Magdalena, y a los discípulos de Emaús ¡Cuántas veces se experimenta la desolación, cuando tan sólo haría falta volver los ojos, o levantarlos, para sentir la presencia del Resucitado!
Una causa por la que quizá no descubro el acompañamiento de Jesús como persona viva, amiga y compañera, puede ser que ando invadido por mis obsesiones, ideologías y proyecciones, esperando encontrar una realidad inerte, o deseando poseer a quien es inapresable. Más allá de que reconozca el rostro luminoso del Resucitado, Él sale a mi camino, me mira, pronuncia, de muchas formas, mi nombre, me interpela y hasta llega a denunciarme, cuando mis afanes, búsquedas e inercias proyectan un deseo fosilizado.
La actitud que corresponde es la de buscar permanentemente el rostro del Señor, y gozar de la promesa de su acompañamiento. Esté de viaje o en casa, en el jardín o junto al mar, solo o en comunidad, entre conocidos o ante personas anónimas, la certeza de la presencia del Resucitado y dejarme mirar por Él cambia la vida. Sigue resonando en mí la primera pregunta del Evangelio: “¡Maestro! ¿Dónde vives?”Y la respuesta de Jesús: “Venid y lo veréis”. “Buscad y encontraréis”. “Llamad y se os abrirá”.
Aunque sólo sea por fe, sé que Jesús no deja de mirarme y de pronunciar mi nombre. Él no espera otra cosa sino que yo llegue a sentir la luz de su mirada en toda circunstancia. ¡Qué diferente es todo, mi vida y yo mismo, cuando se siente el acompañamiento del Maestro!
Amigo, es mi deseo de Pascua que te dejes mirar por el Resucitado y llegues a escuchar de sus labios tu nombre pronunciado con amor. Si es así, correrás a anunciarlo de muchas formas, por dondequiera que vayas. ¡Feliz Pascua!
sábado, 3 de abril de 2010
¿DÓNDE BUSCAR AL QUE VIVE?
"El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo:
- Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos."
¿DÓNDE BUSCAR AL QUE VIVE?
José Antonio Pagola
La fe en Jesús, resucitado por el Padre, no brotó de manera natural y espontánea en el corazón de los discípulos. Antes de encontrarse con él, lleno de vida, los evangelistas hablan de su desorientación, su búsqueda en torno al sepulcro, sus interrogantes e incertidumbres.
María de Magdala es el mejor prototipo de lo que acontece probablemente en todos. Según el relato de Juan, busca al crucificado en medio de tinieblas, «cuando aún estaba oscuro». Como es natural, lo busca «en el sepulcro». Todavía no sabe que la muerte ha sido vencida. Por eso, el vacío del sepulcro la deja desconcertada. Sin Jesús, se siente perdida.
Los otros evangelistas recogen otra tradición que describe la búsqueda de todo el grupo de mujeres. No pueden olvidar al Maestro que las ha acogido como discípulas: su amor las lleva hasta el sepulcro. No encuentran allí a Jesús, pero escuchan el mensaje que les indica hacia dónde han de orientar su búsqueda: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado».
La fe en Cristo resucitado no nace tampoco hoy en nosotros de forma espontánea, sólo porque lo hemos escuchado desde niños a catequistas y predicadores. Para abrirnos a la fe en la resurrección de Jesús, hemos de hacer nuestro propio recorrido. Es decisivo no olvidar a Jesús, amarlo con pasión y buscarlo con todas nuestras fuerzas, pero no en el mundo de los muertos. Al que vive hay que buscarlo donde hay vida.
Si queremos encontrarnos con Cristo resucitado, lleno de vida y de fuerza creadora, lo hemos de buscar, no en una religión muerta, reducida al cumplimiento y la observancia externa de leyes y normas, sino allí donde se vive según el Espíritu de Jesús, acogido con fe, con amor y con responsabilidad por sus seguidores.
Lo hemos de buscar, no entre cristianos divididos y enfrentados en luchas estériles, vacías de amor a Jesús y de pasión por el Evangelio, sino allí donde vamos construyendo comunidades que ponen a Cristo en su centro porque, saben que «donde están reunidos dos o tres en su nombre, allí está Él».
Al que vive no lo encontraremos en una fe estancada y rutinaria, gastada por toda clase de tópicos y fórmulas vacías de experiencia, sino buscando una calidad nueva en nuestra relación con él y en nuestra identificación con su proyecto. Un Jesús apagado e inerte, que no enamora ni seduce, que no toca los corazones ni contagia su libertad, es un "Jesús muerto". No es el Cristo vivo, resucitado por el Padre. No es el que vive y hace vivir.
Contribuye a despertar la fe en el Resucitado. Pásalo.