El Anacoreta y su joven seguidor compraron sendos cucuruchos de helado y se sentaron en un banco del parque a la sobra para paliar el calor. Pasó por allí un sacerdote que los conocía y dijo:
- Para ser ustedes un Anacoreta y un aprendiz de Anacoreta, veo que hacen muy poco sacrificio.
Sonrió el anciano y contestó:
- Los verdaderos sacrificios son las obras de misericordia, sea con nosotros mismos, sea para con el prójimo. (1)
El sacerdote, con cara de pocos amigos, repuso:
- Eso lo habrá escrito uno de esos teólogos modernos a los que usted es tan aficionado y que nos quieren cambiar la Iglesia.
Volvió sonreír el Anacoreta y respondió:
- Sí, naturalmente. Lo escribió San Agustín a finales del siglo IV.
Y vieron como el sacerdote se alejaba murmurando algo por lo bajo...
(1) SAN AGUSTÍN, La Ciudad de Dios, BAC, Madrid, p. 383)
Hola Joan Josep:
ResponderEliminarAquesta si que es una bona entrada.
completament d´acord amb la frase de Sanb Agustí.
Una abraçada,.
Ah, Sor Cecilia ahir ja va publicar en Estoy a tu Lado desde el seu nou convent.
Una abraçada, Montserrat
Bueno... dejémoslo así. El sacerdote tenía razón. La verdaera caridad sólo se da en almas mortificadas. San Juan Bautista, el Precursor de Cristo, sólo comía lo necesario para no morir de inanición; placeres ni uno. Hay sendas razones teológicas para adoptar esta actitud frente a la vida. De acuerdo, son altas pretensiones no dar placer a esta carne mortal, pero si no empezamos nunca no lo conseguiremos nunca. Si pensamos que de un día para otro podremos cambiar algo en nuestra vida, nos equivocamos. En la vida todo son hábitos. Hábitos en el estudio, hábitos en la comida, etc. Si pensamos que no es así hagamos la prueba.
ResponderEliminarAquest post m'ha fet somriure i m'ha fet pensar allò de: "la caritat ben ordenada comença per un mateix" i amb aquesta caloreta, no va malament un gelat de tant en tant...
ResponderEliminarUna abraçada,
M. Roser
Gracias hermano por todas estas hermosas reflexiones que tanto nos ayudan.
ResponderEliminarSin co-mem-ta-rios.
ResponderEliminarBesucos
Gó
Hoy, como dice Gó, sin comentarios
ResponderEliminarUn abrazo