"Cuando llegó Jesús a la otra orilla del lago, a la tierra de Gadara, salieron dos endemoniados de entre las tumbas y se acercaron a él. Eran tan feroces que nadie podía pasar por aquel camino.
Y se pusieron a gritar:
– ¡No te metas con nosotros, Jesús, Hijo de Dios! ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?
A cierta distancia estaba comiendo una gran piara de cerdos,
y los demonios rogaron a Jesús:
– Si nos expulsas, déjanos entrar en aquellos cerdos.
– Id – les dijo Jesús.
Los demonios salieron de los hombres y entraron en
los cerdos, y al momento todos los cerdos echaron a correr pendiente
abajo hasta el lago, y se ahogaron.
Los que cuidaban de los cerdos salieron
huyendo, y al llegar al pueblo contaron lo sucedido, todo lo que había
pasado con los endemoniados.
Entonces salieron los del pueblo al encuentro de Jesús, y al verle le rogaron que se fuera de aquellos lugares."
En el evangelio, un endemoniado es aquél que está poseído por el mal. Es el mal en persona. A Jesús le salen al encuentro dos endemoniados violentos. Nos encontramos ante la violencia y ante quien no acepta a Jesús. Saben que ante Él no pueden nada y le piden que los meta en los cerdos. Estos van directos a la muerte, que es a donde nos lleva el mal.
Los habitantes de aquella ciudad, lejos de alegrarse porque Jesús los ha librado del mal y de la violencia, le piden que se marche. Ellos sólo ven el perjuicio económico, la pérdida de los cerdos, que Jesús les ha producido.
¡Cuántas veces en nuestra sociedad preferimos nuestro bien económico a nuestro bien espiritual. Así seguimos prefiriendo la venta y el tráfico de armas, a la paz mundial. Por poner un ejemplo.
¿De verdad preferimos el bien al mal?
Quantes vegades en la nostra societat preferim nostre bé econòmic al nostre bé espiritual.A Déu pregant i amb Jesús laborant...Pare Nostre
ResponderEliminar