"Jesús subió a la barca, y sus discípulos le acompañaron.
De pronto se desató sobre el lago una tempestad tan fuerte que las olas cubrían la barca. Pero Jesús se había dormido.
Sus discípulos fueron a despertarle, diciendo:
– ¡Señor, sálvanos! ¡Nos estamos hundiendo!
Él les contestó:
– ¿Por qué tanto miedo? ¡Qué poca es vuestra fe!
Dicho esto se levantó, dio una orden al viento y al mar, y todo quedó completamente en calma.
Ellos, asombrados, se preguntaban:
– ¿Quién es este, que hasta los vientos y el mar le obedecen?"
Seguir a Jesús no es fácil. Subir a la barca con Él significa dar nuestra vida como Él hizo.
Pero lo que no podemos olvidar nunca es que Jesús va con nosotros. Los apóstoles tenían miedo porque creían que dormía. A nosotros nos ocurre muchas veces que también creemos que Él duerme. El silencio de Dios. Nos preguntamos el porqué del mal, de las dificultades, de los problemas...Nos creemos solos. Sin embargo Él está en la barca con nosotros. Sólo debemos confiar en Jesús y , aunque los problemas no desaparecerán, si lo hará el miedo, que es el que nos atenaza y no nos deja luchar. Confiando en Él podemos actuar y entregarnos sin miedo y seguir su camino, a pesar de las tempestades de la vida.
Adora i confia. Pare Nostre
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