Por aquel tiempo, Jesús dijo:
- Te
alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los
sencillos las cosas que ocultaste a los sabios y entendidos.
Sí, Padre, porque así lo has querido.
Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce realmente al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce realmente
al Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a
conocer.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar.
Aceptad el yugo que os impongo, y aprended de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontraréis descanso.
Porque el yugo y la carga que yo os impongo son ligeros."
Los hombres nos hemos dedicado a complicar la religión. Hemos escrito gruesos libros de teología; estudios completos y exegéticos de la Biblia. Sin embargo, Jesús nos dice hoy que son los sencillos los que realmente lo conocen a Él y al Padre.
A Jesús se le conoce, no en los tratados de teología, si no en el Evangelio. A Jesús se le conoce día a día, siguiéndole, imitándole, intentando ser como Él.
Y Jesús nos invita a ser misericordiosos, a ser mansos de corazón, a amar a todos, a buscarlo en los pobres. Y una cosa así sólo pueden hacerla los sencillos. Los orgullosos pierden el tiempo complicando las cosas para que sean difíciles de entender y ellos puedan considerarse "especialistas".
Buscamos a Dios en las estrellas y los sencillos saben que está aquí. Dios se encarnó, se hizo hombre, para que pudiéramos encontrarlo. Y ese Dios encarnado, Jesús, sigue presente en los pobres, en los hambrientos en los perseguidos por la justicia...Fue el mismo quien nos lo dijo.
El día que nos despojemos de nuestro "ego" y quedemos humanamente desnudos, nos daremos cuenta de que Dios está en nosotros, en el otro, en todas partes.
Los hombres nos hemos dedicado a complicar la religión. Hemos escrito gruesos libros de teología; estudios completos y exegéticos de la Biblia. Sin embargo, Jesús nos dice hoy que son los sencillos los que realmente lo conocen a Él y al Padre.
A Jesús se le conoce, no en los tratados de teología, si no en el Evangelio. A Jesús se le conoce día a día, siguiéndole, imitándole, intentando ser como Él.
Y Jesús nos invita a ser misericordiosos, a ser mansos de corazón, a amar a todos, a buscarlo en los pobres. Y una cosa así sólo pueden hacerla los sencillos. Los orgullosos pierden el tiempo complicando las cosas para que sean difíciles de entender y ellos puedan considerarse "especialistas".
Buscamos a Dios en las estrellas y los sencillos saben que está aquí. Dios se encarnó, se hizo hombre, para que pudiéramos encontrarlo. Y ese Dios encarnado, Jesús, sigue presente en los pobres, en los hambrientos en los perseguidos por la justicia...Fue el mismo quien nos lo dijo.
El día que nos despojemos de nuestro "ego" y quedemos humanamente desnudos, nos daremos cuenta de que Dios está en nosotros, en el otro, en todas partes.
los sencillos saben que está aquí. Dios se encarnó, se hizo hombre, para que pudiéramos encontrarlo. Y ese Dios encarnado, Jesús, sigue presente en los pobres, en los hambrientos en los perseguidos por la justicia...Fue el mismo quien nos lo dijo.
ResponderEliminarBona nit Joan Josep la sensillesa dels Evangelis.
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