"Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar a los espíritus impuros y para curar toda clase de enfermedades y dolencias.
Estos son los nombres de los doce apóstoles: primero Simón, llamado también Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo;
Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el que cobraba impuestos para Roma; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo;
Simón el cananeo, y Judas Iscariote, el que traicionó a Jesús.
Jesús envió a estos doce con las siguientes instrucciones:
– No os dirijáis a las regiones de los paganos ni entréis en los pueblos de Samaria; id más bien a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.
Id y anunciad que el reino de los cielos está cerca."
Jesús da a sus discípulos el poder de expulsar demonios y curar las enfermedades y dolencias. Esa, y no otra, es la misión que nos da a nosotros. Ser sus discípulos, seguirle, supone ayudar a quitar el mal del corazón del hombre. Significa, perpetuar su misión.
Entre los doce, también está Judas. Nosotros también podemos traicionarlo. Y lo hacemos cuando olvidamos la misión que nos ha encomendado. Cuando, en lugar de ayudar, de amar, buscamos el poder y la influencia. Cuando en vez de predicar un Dios amoroso, predicamos un Dios terrible que castiga y oprime. Cuando utilizamos nuestra misión en nuestro propio provecho.
M'alegro de retrobar-te, Joan Josep. Sí, he deixat les muntanyes i a casa trobo una soledat molt trista. Sóc una peça sobrera, la meva veu no troba eco ni resposta. Se'm fa molt difícil de suportar.
ResponderEliminarUna abraçada, amic.
ESTIMAR, ESTIMAR...ESTIMAR...PARE NOSTRE
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