EL DEFENSOR

 "Pero ahora me voy para estar con el que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta a dónde voy;  al contrario, os habéis puesto muy tristes porque os he dicho estas cosas. Pero os digo la verdad: es mejor para vosotros que me vaya. Porque si no me voy, el defensor no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré. Cuando él venga, mostrará claramente a la gente del mundo dónde está la culpa, dónde la inocencia y dónde el juicio. La culpa la mostrará en ellos, porque no creen en mí; la inocencia, en mí, porque voy al Padre y ya no me veréis; y el juicio, en el que manda en este mundo, porque ya ha sido condenado."

Se acerca Pentecostés y las lecturas de cada día empiezan a señalarnos al Espíritu.
Ante la tristeza de los apóstoles por el anuncio de su partida, Jesús les dice que es necesario. Que tras su partida vendrá el Espíritu, un Defensor que han de tener en el centro de sus vidas. Este Defensor mostrará la realidad a todos. Hará ver dónde está el pecado, el error de la humanidad. 
Nuestra problema es, que tenemos al Espíritu un tanto olvidado. Nos creemos capaces de seguir a Jesús nosotros solos, sin ayuda. Y así nos va.